Contrasta la impotencia de los discípulos con el Poder del Señor. Aquel hombre había acudido con fe a los discípulos para que sanasen a su hijo, pero estos habían fracasado. El hombre esperaba de ellos lo que podía esperar de Jesús: la sanación de su hijo. La falta de poder de los discípulos debilitó la fe del hombre, de manera que cuando llegó Jesús le dijo: «si algo puedes…». Los discípulos del Señor podemos, con nuestra mediocridad, debilitar la fe de la gente, por que la gente espera de nosotros lo que espera de Jesús. Tremenda responsabilidad del cristiano. No se trata solo de dar ejemplo. Se trata de hacer presente al Señor.
«Creo, pero ayuda mi falta de fe». ¿Que fue lo que devolvió la fe a aquel hombre? Ver con sus propios ojos el Poder del Señor en contraste con la impotencia de los discípulos. Estos hicieron lo único inteligente que podían hacer aquel día: «¿Por qué no pudimos echarlo nosotros?». Toda sabiduría viene del Señor y está con él por siempre. «Esta especie solo puede salir con oración».
Aquí tenemos un modelo para nosotros, los discípulos de hoy, la Iglesia de todos los tiempos. Cuando experimentamos la impotencia de nuestras obras, planes, proyectos, instituciones… dirigirse al Señor. La oración no cambia a Dios, nos cambia a nosotros. Nos transforma. Al principio del evangelio de hoy vemos a todo el mundo discutiendo, los discípulos y los escribas. La discusión no cambia las cosas, la discusión no trae el poder del Señor. Se podían haber tirado discutiendo todo el día, años. Podrían haber convocado consultas, asambleas, plataformas, mesas, comisiones, secretariados, caminos… Nada hubiera pasado. Nada habría avanzado el Reino de Dios. La discusión no es el principio de la sabiduría. El principio de la sabiduría es el temor del Señor.
Querido hermano:
Es verdad que ya no basta con la salvación después de la muerte, sino que necesitamos una vida presente con sentido. Cuando en Dios no descubrimos la solución, nos sentimos desencantados y vivimos la vida de espaldas a Dios o agobiados, quizás por una deformación del verdadero Dios.
Hace unos años, enfermé gravemente de los pulmones, o hace unos días tuve una úlcera en uno de mis ojos, ¡Claro que no! Pero, muchas veces, en vez de pedir que Dios nos acompañe para que el dolor o el problema no nos deshumanice, le pedimos que nos sustituya y nos lo resuelva.
Os recuerdo lo que nos dice San Agustín: «El que te creó sin ti, no te salvará sin ti», es decir, Dios va a hacer su obra, va a responder a la oración de: «Señor, si puedes hacer algo, ten piedad de nosotros y sálvanos». Dios va a obrar en ti, pero no sin ti. Por eso: «Dios no cumple antojos ni endereza jorobados […].
Dios da el agua, pero no la enturbia». Oremos por las Víctimas y familiares, fallecidas por causa de los terremotos en Turquía Y Siria. Por la Paz en el Mundo. Tu hermano en la fe: José Manuel.
R=NO HAY DOCILIDAD??? SINO CARNALIDAD Y SOBERBIA, UMUM TAREA… BYE
Amén, gracias por su comentario Padre. Dios lo bendiga siempre.