Dice Jesús: “Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír”. El Señor pronuncia esas palabras atestiguando que es el Mesías que ha venido a traer la liberación de los cautivos, a proclamar el año de gracia del Señor. Con esas palabras Jesús nos señala cómo lo hace todo absolutamente nuevo. De hecho es su presencia la que hace que todo se cumpla; es decir, en Jesús se encuentra la realización, la plenitud de todo.
Esta afirmación de Jesucristo podemos ponerla en relación con otra: “entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados”. La costumbre no se opone a la novedad. Desgraciadamente, en ocasiones, nuestras rutinas matan las posibilidades que se encierran en cada acontecimiento. Pero la costumbre no se opone al cumplimiento y al hoy de Dios.
Si nos apoyamos en nuestras solas fuerzas reducimos el horizonte de posibilidades. Podremos esperar muchas cosas, pero siempre serán finitas porque tenemos un límite que nos es infranqueable. La cerrazón del hombre sobre sí mismo es causa de muchas frustraciones, bien porque de antemano prevemos que no seremos capaces, bien porque pensando que podíamos más al final hemos de reconocer nuestra impotencia.
Debemos seguir acudiendo al trabajo, a las celebraciones litúrgicas, al gimnasio o a la compra como hacemos siempre, pero abiertos a la acción de Dios, apoyándonos en su poder. Es un ejercicio al que hemos de habituarnos cada día: poner nuestra confianza en Jesús sólo empezar el día, para que sea Él quien se muestra en nuestra vida; para que hoy se realice su redención en nosotros.
Que la Virgen Inmaculada, en quien se refleja la bondad de Dios, nos proteja durante este día.
” Jesús comenzó diciendo: “El Espíritu del Señor está sobre mí porque Él me ha ungido.”
Él podía hacer lo que hizo y decir lo que dijo porque estaba ungido por el Espíritu. Pide al Espíritu Santo que te unja, no tengas miedo a su actuar en tu vida y no le impidas venir a tu vida porque te sientas indigno.
Recibe al Espíritu Santo para que te llene de dignidad. Pídelo con sencillez: “Espíritu Santo, ven a mi vida.
Es una forma de desecharlo de nuestras vidas cuando reducimos nuestra relación con Él a actos externos.
Tráeme buenas noticias, dame libertad y vista para descubrir tu voluntad.
Rezamos juntos el Santo Rosario cada día pedimos por la fe:, por la paz en el mundo. Por las madres que abortan.
Tu hermano en la fe: José Manuel.