Llama la atención el contraste de actitudes que suceden entre las personas que buscan sinceramente el bien de los demás y su felicidad de las que solo buscan su bien propio y su felicidad egoísta. En estas últimas se sufre sus actitudes tóxicas que perjudican a todo el que se cruza en su camino. Aunque aparentemente, a veces nos creemos que están personas son las más listas y que se salen con la suyo, eso no es así; no alcanzarán la felicidad.
Hoy Jesús, de nuevo, sufre los prejuicios y las malas actitudes de los fariseos y los escribas, personas ciegas y obsesionadas con buscar la manera de quitarle de en medio. Su egoísmo y soberbia les lleva a esta situación. No les importa el sufrimiento de la discapacidad de este hombre que acude al Señor, su problemática de vida o su necesidad. Solo quieren encontrar más argumentos para acabar con Jesús.
Pablo aprende del Señor y se alegra de sus padecimientos por ser apóstol de Cristo, porque su vida y sacrificio están ayudando a muchos hermanos en la fe y es testimonio para la salvación de los demás. Ser ayuda para que otros alcancen la sabiduría en Cristo que les lleve a la felicidad al acercarse al misterio de Dios. De Dios viene mi salvación y mi gloria no de no se que técnicas de relajación o filosofías o «gurus» o «falsos maestros» de pseudoespiritualidades con las que se montan negocios lucrativos; parecido a lo que vendían estos fariseos a la gente sencilla para aprovecharse de ellos.
Es una pena el caos y la desorientación que muchas personas sufren hoy por no escuchar la enseñanza de Jesús, por no confiar en Él y hacerlo en toda la amalgama de ofertas consumistas de espiritualidad que el relativismo actual propicia, gracias a estas personas con actitudes tóxicas. Quizás, nosotros tengamos algo de culpa por participar un poco de esas actitudes y no preocuparnos por darles un auténtico testimonio sin complejos. De Dios viene mi salvación. Lee una y otra vez, e interioriza este salmo 61, y propónselo a aquellos que buscan en su vida.
Buenos días nos da el Señor. Y la Virgen María.
Santa María es – la Reina de la paz. Por eso, cuando se alborota tu alma, el ambiente familiar o el profesional, la convivencia en la sociedad o entre los pueblos, no ceses de aclamarla con ese título –Reina de la paz, ¡ruega por nosotros! ¿Has probado, al menos, cuando pierdes la tranquilidad?… –Te sorprenderás de su inmediata eficacia.
Reza el Santo Rosario cada día.
Tu hermano en la fe: José Manuel.
Gracias, Máster, pues este comentario me da de lleno en el corazón y es que sufro la incomprensión de aquellos a quien le propongo que dejen un poco su sufrimiento al lado para ayudar a los otros que sufren más que ellos, pero sin llamar la atención porque piensan que su sufrimiento es PRIORITARIO y te sueltan que a ellos los demás no le importan o que la caridad empieza por uno mismo frase muy malentendida por muchos como la de San Agustín que dice “ama a DIOS y haz lo que quiera” no “ama y haz lo que quieras”además de lo que algunos entienden por “amor”.
Lo que es «tóxico» es adoptar terminología y razonamientos propios de «autoayuda», lo autoreferencial, lo obsesivo no resuelto…
Sigo echando de menos la Hoja «Hoy Domingo».
Mucha cháchara, ya lo advierte el Evangelio, no es bueno.
Chismorrear a espaldas de la víctima, y sin conocerla siquiera, espiarla y seguirla no sé si será pecado, pero sí es delito.
Es un lenguaje de libros de autoayuda, y de tertulias radiofónicas o televisivas, de cuarta categoría.
De dónde han salido vds.?
Pobre Iglesia, entre la corrupción y el serrín de sus cerebros…
Jamás imaginé que el nivel discursivo de la Iglesia pudiera llegar a niveles tan ajenos.
Me voy a dar de baja de esta basura pseudoreligiosa pero sin olvidar que nos cuestan millones de euros
Y no olviden que a quien hay que buscar (Primer Mandamiento) es a Dios primero.
Vds. parecen buscar muchas otras cosas.
Carmen , sin animo de polemizar ,¿porque no entrecomillas el comentario , o los comentarios, que te hacen reaccionar así. Para poderte comprender. Gracias.
Hay que buscar la corrección de cualquier falta de amor con Dios, con el prójimo, con uno mismo ,incluyen los diez mandamientos.
Sería interesante conocer los motivos concretos que tiene Carmen para decir lo que dice, hasta llegar al punto de perder la paz interior… (o a mí me lo parece).
Yo tampoco entiendo a qué se refiere Carmen. Lo siento.
En cualquier caso, lo que hacen los fariseos y escribas en el Evangelio de hoy es buscar algo en Jesús para poderlo criticar. Desgraciadamente, criticar es más fácil que aprender y, desde luego, que alabar.
Nos cuesta mucho no hacerlo. Creo que es uno de los aspectos más claros de nuestra soberbia, el pecado original.