PRIMERA LECTURA
La viña del Señor del universo es la casa de Israel.
Lectura del libro de Isaías 5, 1-7
Voy a cantar a mi amigo el canto de mi amado por su viña.
Mi amigo tenía una viña en un fértil collado.
La entrecavó, quito las piedras y plantó buenas cepas; construyó en medio una torre y cavó un lagar.
Esperaba que diese uvas, pero dio agrazones.
Ahora, habitantes de Jerusalén, hombres de Judá, por favor, sed jueces entre mí y mi viña.
¿Qué más podía hacer yo por mi viña que no lo hubiera hecho?
¿Por qué, cuando yo esperaba que diera uvas, dio agrazones?
Pues os hago saber lo que haré con mi viña: quitar su valla y que sirva de leña, derruir su tapia y que sea pisoteada.
La convertiré en un erial: no la podarán ni la escardarán, allí crecerán zarzas y cardos, prohibiré a las nubes que lluevan sobre ella.
La viña del Señor del universo es la casa de Israel y los hombres de Judá su plantel preferido.
Esperaba de ellos derecho, y ahí tenéis: sangre derramada; esperaba justicia, y ahí tenéis: lamentos.
Palabra de Dios.
Sal 79, 9 y 12. 13-14. 15-16. 19-20
R. La viña del Señor es la casa de Israel.
Sacaste una vid de Egipto,
expulsaste a los gentiles, y la trasplantaste.
Extendió sus sarmientos hasta el mar,
y sus brotes hasta el Gran Río. R.
¿Por qué has derribado su cerca
para que la saqueen los viandantes,
la pisoteen los jabalíes
y se la coman las alimañas? R.
Dios del universo, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña.
Cuida la cepa que tu diestra plantó
y al hijo del hombre que tú has fortalecido R.
No nos alejaremos de ti:
danos vida, para que invoquemos tu nombre.
Señor, Dios del universo, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve. R.
SEGUNDA LECTURA
Ponedlo por obra, y el Dios de la paz estará con vosotros.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 4, 6-9
Hermanos:
Nada os preocupe; sino que, en toda ocasión, en la oración y en la súplica, con acción de gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios.
Y la paz de Dios, que supera todo juicio, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Finalmente, hermanos, todo lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable, laudable, todo lo que es virtud o mérito, tenedlo en cuenta.
Lo que aprendisteis, recibisteis, oísteis, visteis en mí, ponedlo por obra.
Y el Dios de la paz estará con vosotros.
Palabra de Dios.
Aleluya Cf. Jn 15, 16
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
Yo os he elegido del mundo – dice el Señor -,
para que vayáis y deis fruto,
y vuestro fruto permanezca. R.
EVANGELIO
Arrendará la viña a otros labradores.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 21, 33-43
En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
«Escuchad otra parábola: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó lejos.
Llegado el tiempo de los frutos, envió sus criados a los labradores para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon.
Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último les mandó a su hijo, diciéndose: Tendrán respeto a mi hijo.
Pero los labradores, al ver al hijo se dijeron: Este es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia.
Y, agarrándolo, lo sacaron fuera de la viña y lo mataron. Cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?».
Le contestaron:
«Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores que le entreguen los frutos a sus tiempos».
Y Jesús les dice:
«¿No habéis leído nunca en la Escritura:
La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente?
Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos».
Palabra del Señor.
¡Menudo Evangelio! ¿De qué nos habla?
Un propietario que planta una viña y la rodea con una cerca, cava un lagar en ella, construye una casa, la arrenda a unos labradores y se marcha de viaje. Cuando llega el tiempo de la cosecha reclama los bienes que le pertenecen pero los labradores maltratan, apalean e incluso matan a quienes el Señor manda a por sus frutos.
Ante la impotencia, piensa una cosa: “Les mandaré a mi hijo”, diciéndose: “Tendrán respeto a mi hijo.” Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron: “Éste es el heredero. Venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia.” ¿Os suena?
Es la historia de la salvación, es la misericordia de Dios que, después de haber enviado a profetas, patriarcas y jueces, al final envía a su hijo Jesús.
¿Qué ocurre? Pues que muchas veces incluso el nombre de Dios, en las cosas de Dios, en la viña de Dios, terminamos por no conocer a Dios ni aunque lo tengamos delante.
Reza el Santo Rosario. Cada día.
Querido hermano:
Hoy el Evangelio nos urge a que cuidemos nuestra relación con Dios y no nos quedemos en el interés y la ganancia de trabajar en la viña de Dios, pues puede ocurrirnos que cuando Dios nos reclame los beneficios de la viña, queramos apropiárnoslos y no permitamos siquiera a Dios intervenir.
Es el peligro que Jesús nos apunta: “¿No habéis leído nunca en la Escritura: “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente”?
Hoy, como ayer, podemos caer en la tentación de convertir la Iglesia en un club de gente con horarios, con normas de conducta pero sin la vivencia de la misión de Jesús tal como Él nos la compartió.
Te invito a que profundices en la vida de Jesús y que formes parte de algún grupo que intente vivir el Evangelio con compromiso y alegría.
Rezamos juntos el Santo Rosario. Pedimos por la Paz en el Mundo. Tu hermano en la fe: José Manuel.
“La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente?
Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos».
El pueblo que recibe el Reino de Dios es la Iglesia conformada por el Amor de Dios y para proclamar y anunciar ese mismo Amor de Dios germinado y reproducido en el corazón de cada ser humano bautizado y labrado, podado y conformado por el Santísimo Espíritu de Dios.
Demos frutos, seamos viña trabajada por Dios. Seamos Iglesia viva y floreciente. Seamos testigos del Amor de Dios hasta el martirio.
Y oremos siempre al Padre, en presencia de Jesús, María y José, con nuestro Ángel Custodio. Seamos Piedras Vivas.
Esta historia ilustra de manera alegórica los reproches que los profetas habían hecho sobre la historia de Israel. Es una historia que nos pertenece: se habla de la alianza que Dios quiso establecer con la humanidad y a la que también nos llamó a participar. Pero esta historia de alianza, como cada historia de amor, conoce sus momentos positivos, pero está marcada también por traiciones y desprecios.
Para hacer entender cómo Dios Padre responde a los desprecios opuestos a su amor y a su propuesta de alianza, el pasaje evangélico pone en boca del jefe de la viña una pregunta: «Cuando venga, pues, el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?» (v. 40). Esta pregunta subraya que la desilusión de Dios por el comportamiento perverso de los hombres no es la última palabra. Está aquí la gran novedad del cristianismo: un Dios que, incluso desilusionado por nuestros errores y nuestros pecados, no pierde su palabra, no se detiene y sobre todo ¡no se venga! (Francisco, Ángelus, 8 octubre 2017)
» El que permanece en Mi y Yo en el, da fruto abundante» cuán cierto, sin El nada podemos; y resulta que a nadie manda a la vida sin su morralito(pequeña bolsa de los campesinos mexicanos, donde llevan lo necesario para sus labores del campo), así a nosotros nos ha llenado de gracias, para que demos frutos y no agrazones, no sea que por pereza, descuido, negligencia, etc., no le demos los frutos que espera de nosotros, a pesar de todos los cuidados conque rodeo, la huerta de nuestra vida.