¿Puedes acordarte de quién te enseñó a rezar? Si te acuerdas hazle un monumento a esa persona. Probablemente fue tu madre. En mi caso fue así. También luego, más adelante, un amigo me enseñó a rezar, a hacer meditación, a hablar personalmente con Dios. A tratarle como Padre. Jamás le olvidaré, a mi amigo.
Me encanta la relación con Dios de Jonás. Es todo el rato, por parte de Jonás, «de qué se trata que me opongo», pero Dios, con una paciencia infinita y una habilidad de orfebre va llevando a Jonás, en unas conversaciones deliciosas, a conocerle mejor y a ir realizando su voluntad.
En la conversación con Dios no vamos a que se haga nuestra voluntad sino la de Dios, no vamos a que se realice nuestra agenda sino a pedir que venga su Reino, no vamos a pedir caprichos, sino el pan necesario, no vamos a que Dios nos de la razón sino a pedir perdón reconociendo que también nosotros hemos sido perdonados. Todo eso está en el Padrenuestro
En mi c.aso, también mi madre, era muy religiosa. Alegr y cariñosa. Yo muy
mimada por el accidente
hecha una llaga .de ahí, consecuencia pero siempre Cristo te consuela, te llena de Amoy, y fuera penes. Como no voy a Adorarle
Las Confesiones de Agustín de Hipona.
¡Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva,
tarde te amé! y tú estabas dentro de mí y yo afuera,
y así por de fuera te buscaba; y, deforme como era,
me lanzaba sobre estas cosas que tú creaste.
Tú estabas conmigo, pero yo no estaba contigo.
Reteníanme lejos de ti aquellas cosas que,
si no estuviesen en ti, no existirían.
Me llamaste y clamaste, y quebraste mi sordera;
brillaste y resplandeciste, y curaste mi ceguera;
exhalaste tu perfume, y lo aspiré, y ahora te anhelo;
gusté de ti, y ahora siento hambre y sed de ti;
me tocaste, y deseo con ansia la paz que procede de ti.
Gracias por su tiempo comentarista. Profundo y directo al grano . Recibo sus comentarios como agua fresca en momentos de sed .
Coincido con Eduardo. Gracias Comentarista 2
Me llaman la atención dos temas principales:
1. Llamar Padre a Dios implica total confianza en él. Podemos hablar con Él en cualquier momento, como hacía Jonás. De hecho, yo creo que simplemente al pensar, ya estamos orando, pues nuestro Padre está dentro de nosotros, en nuestra conciencia, tal como nos recuerda José Manuel a través de las Confesiones de San Agustín.
2. Está confianza total en el Padre hace que aceptemos su voluntad en cualquier situación, aunque nos parezca inadecuada. De hecho, en la versión oficial del Padre Nuestro, le pedimos que se haga siempre su Voluntad.
Por tanto, en nuestra oración, más que pedirle que ocurra tal cosa, creo que le debemos pedir que sepamos aceptar y aprovechar lo que nos ocurra aunque nos parezca malo.
Gracias estimado comentarista 2 y resto de comentarios.
Especialmente, comparto con Juan las dos ideas que ha escrito y que yo transcribo a continuación. Ya se comprende que después de pensar, sigas al lado del Señor como hace un hijo con su padre.
«creo que simplemente al pensar, ya estamos orando, pues nuestro Padre está dentro de nosotros, en nuestra conciencia,
más que pedirle que ocurra tal cosa, creo que le debemos pedir que sepamos aceptar y aprovechar lo que nos ocurra aunque nos parezca malo.»
Dios nos ama.
Encomendarse al padre de corazón nos escuchara Amén
Amen