¿No es este el que intentan matar?. Que desfachatez, mirad como habla y ¿no le dicen nada?, si está claro que no es el Mesías, si todos sabemos quién es. ¿Por qué no le matan ya?

Jesús es acechado como anunciaba la escritura, lo podemos leer en la primera lectura: «Acechemos al Justo, que nos resulta fastidioso». Cuando la verdad es incómoda hay que hacer desaparecer al que dice la verdad. Esto es una lucha a muerte, o el bien o el mal, la verdad o la mentira, la luz o la oscuridad. No se puede llegar a un compromiso. Al mal no le vale con un poco de bien y a al bien no le vale con un poco de mal, y lo mismo con la verdad y la mentira, la luz y la oscuridad, la vida y la muerte. No se pueden mezclar. No hubiera tenido sentido que Jesús hubiese intentado adaptar su mensaje a la sensibilidad de sus oyentes: «el que no está conmigo desparrama», vosotros decís que yo no soy el Mesías, pero es que soy el Mesías  («el Verdadero es el que me ha enviado») y no puedo no serlo. Si lo creéis es que estabais equivocados y si no, tenéis que matarme. Y luego ya se verá quién estaba equivocado (¡spoiler!: la Resurrección le dio la razón a Jesucristo)

¿Por qué los cristianos buscamos muchas veces adaptar el mensaje en función de lo que le agrada o desagrada al mundo?