La alergia es una reacción excesiva del sistema inmunitario de un individuo ante algo externo que no representa ninguna amenaza para el organismo. En realidad el problema no está en lo que provoca la reacción alérgica sino en el individuo que la padece. Lo que está mal no es agente «causante».

El recelo, la animadversión, incluso odio que a veces provoca el cristianismo en el mundo no está causado por que el cristianismo sea una amenaza o algo nocivo. El problema lo tiene el que reacciona de esa forma excesiva. Se podría entender la indiferencia, pero lo que no tiene explicación es la hostilidad.

El evangelio testimonia cómo la presencia de Jesús provoca distintas reacciones, unas naturales de curiosidad, asombro, fe y otras desmesuradas.