Seguimos en este tiempo de Pascua en el que experimentamos como el poder de la resurrección de Cristo es la energía diaria de los que queremos vivir como hombres y mujeres nuevos. “El que es de Cristo Jesús es una criatura nueva” (2Cor 5,17). La fe afecta existencialmente nuestra forma de afrontar el día a día. Jesús hoy nos habla de una de las realidades más dolorosas que puede vivir un ser humano: la experiencia de soledad. Jesús afirma que se va a quedar solo, que la fragilidad de los discípulos y el miedo les hará dejarlo sólo. Ya lo experimentó en muchos momentos a lo largo de su vida. Los cuarenta días en el desierto, cuando se enfrentó a las tentaciones. Cuando en Getsemaní se quedaron dormidos Pedro, Santiago y Juan cuando Jesús esperaba de ellos su oración y su consuelo. Pero Jesús no se siente solo. La presencia y la compañía del Padre le hace vivir acompañado y fortalecido frente a las dificultades y los abandonos.

Se nos invita a los creyentes a tener una vida habitada. La presencia del Espíritu del Señor resucitado es la compañía que desde el inicio del día nos va animando e inspirando para adecuar nuestra vida a la voluntad de Dios. Jesús nos anuncia una gran noticia, quiere que tengamos su misma paz, la que el mundo no es capaz de dar. Su paz que no significa ausencia de conflictos, sino que en medio de las circunstancias que vivimos cada día podamos encontrar el sentido y su presencia que lo envuelve todo. La fe nos abre la mirada a cómo la providencia de Dios se manifiesta en medio de la historia y de los acontecimientos.

La paz de Dios es necesaria en nuestros días cuando encontramos tantos espacios de confrontación, de polarización, de violencia verbal y física. La Iglesia en medio del mundo está llamada a ser hogar, a ser encuentro familiar entre las personas, creadoras de fraternidad. Que la paz del Señor nos evite ser creadores de conflictos y de tensiones. Cada persona expresa hacia fuera lo que llena su corazón. Si se instala la paz en nuestras vidas, nos convertimos en testigos de paz y de resurrección.