Juan Bautista, ya encarcelado, envía a sus discípulos junto a Jesús. Los comentaristas señalan que no lo hace por que él esté confundido por la duda sino más bien para que los suyos reconozcan en la persona de Jesús al Mesías. Cuando leo este texto me doy cuenta de que siempre, sea cual fuere nuestro acceso a le cristiana se hace necesario el encuentro personal con Cristo. Como nos han recordado Benedicto XVI y Francisco uno sólo es cristiano si se da ese encuentro y produce un cambio en nuestra vida. Los catequistas, la familia, el sacerdote,… si realizan bien su labor acaban, como Juan Bautista, desapareciendo para que podamos vernos cara a cara con Cristo. Ha de ser así porque el Señor nos llama a una relación personal. Y ese encuentro no quita que sigamos reconociéndonos como discípulos de alguien. Al contrario, entendemos mejor ese discipulado que nos ha permitido, Dios se ha valido de él, para conducirnos al Señor. Lo mismo sucede si pertenecemos a cualquiera de las múltiples instituciones, movimientos, asociaciones, carismas, que nos unen a la Iglesia. A través de ellos Cristo se acerca a cada uno de nosotros y, desde ellos, de una manera particular, podemos responder a su llamada y caminar con Él.
Por otra parte sorprende la manera como el Señor responde a la pregunta de aquellos dos. No lo hace con una afirmación tajante del tipo: “Yo soy el Mesías, y podéis decírselo a Juan”. Jesús lo que hace es realizar milagros, deja que su poder se manifieste y, por sus acciones se da a conocer. Cumple con los signos mesiánicos: “los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios,… los pobres son evangelizados”.
Ese modo de proceder del Señor no ha variado con nosotros. Hay personas que esperan una respuesta tajante. Sin embargo Dios siempre actúa respetando nuestra libertad. Ciertamente realiza signos prodigiosos, pero de alguna manera permanece oculto para no forzarnos en nada. Quiere que nosotros le respondamos con total libertad, sin condicionamientos de ningún tipo. A veces nos quedamos en lo abstracto, pero Jesús nos invita a descubrir como junto a su persona nuestra vida cambia: el nos trae la libertad, la alegría, nos enseña a amar,…
De hecho incluso hay una frase que da mucho que pensar sobre la libertad con la que el Señor nos quiere: “bienaventurado el que no se escandalice de mí”. Porque es tanta la libertad que el Señor nos concede que cabe la posibilidad de que un signo claro de su presencia sea para nosotros, para nuestra voluntad rebelde y obstinada, ocasión de rechazarlo. Y, porque sus signos nos abren la puerta a una respuesta que cada uno de nosotros debe dar. Por eso hay que estar atento a lo que sucede para reconocer al Señor en las cosas, las personas y los acontecimientos.
En este tiempo de Adviento somos invitados a aguzar nuestra atención. Porque Dios sigue realizando grandes obras en medio de nosotros. En el salmo se dice que “la misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan”. Este texto a veces ha sido leído en referencia al misterio de la encarnación (El Verbo asume nuestra carne). Pero también podemos entenderlo en el sentido de que quien busca a Dios se encuentra con Él, porque ha sido Él quien ha salido a buscarnos.
Que san José nos conduzca por el camino del silencio interior para que sepamos escuchar y obedecer la palabra de Dios.
Nuestra pobreza de cada día consume la llama de Amor Viva que Cristo Jesús nos da, cada día. Mantengamos un amor esponsal con Nuestro Señor Jesús, para revivir cada día ese Fuego de Amor hacia Dios y la humanidad
La justicia de Jesús es llevar a todos la salvación. Que implica el perdón, la misericordia, desde el afecto. Esa salvación que, solo puede venir de Dios. Como solo la fuerza de Dios puede realizar lo que Jesús realiza cuando logra la liberación de diversos males físicos y espirituales: ceguera, enfermedades, malos espíritus…
Me fijo hoy en los enfermos y desahuciados, en los que han perdido las ganas de vivir y aquellos que deseando vivir no disponen de los medios necesarios para ser atendidos.Me acerco al dolor de muchos enfermos y sus familias.
Reflexiono sobre las leyes que regulan la eutanasia y me uno hoy a la oración y el ayuno convocados para pedir que en nuestro pais el acento se ponga en el cuidado de las personas y no en facilitar el suicidio asistido y mucho menos la eugenesia programada. Que nadie sea discriminado a la hora de recibir cuidados paliativos y que no permitamos que las soluciones politicanente «fáciles» escondan los «crímenes» inconfesables de una sociedad materialista e insolidaria.
He podido comprobar en mi familia cómo quien está en la fase terminal de su enfermedad lo que pide es remedio para su dolor, compañia y afecto. Es muy duro comprobar esto. Algunos pode
mos ofrecer cuidados paliativos y atención familiar a los que queremos, porque disponemos de medios económicos y «tiempo», mientras otros no tienen ni lo uno ni lo otro, y se ven tentados por la decisión de poner fin a su vida.
¿Estamos dispuestos a invertir nuestros impuestos en políticas sociales, sanitarias…y orientar a los politicos a que lo hagan? ¿Consideramos necesarias acciones solidarias para cubrir las carencias de las políticas públicas? ¿Damos algo de lo nuestro;tiempo o dinero, o trabajo… a enfermos, ancianos, deshauciados para responder a su dolor?
Quisiéramos poder hacer más, ayudar a una amiga del alma que está muy débil , encantada. He podido ir a acompañarla a Palma con frecuencia . Ahora todo es complicado, viajar casi imposible.. solo me queda pedirte, Señor, que le dés ánimos y Tu Amor y Ternura Infinita le conforte
Corrijo. ENCAMADA
En este Novenario se medite «PARA Q NACE JESÚS» desde lo cotidiano y con los q nos rodean, y no sea como siempre:Comilona, rumba, y el Mundo se DERRUMBAAA????
Con lo q está pasando, no sé si tendremos muchas ganas de rumbas. Nos conformaremos con reunirnos en torno al Belén y poder cantar» NOCHE DE PAZ»
Me ha mandado una de mis hijas un video del Pesebre flotante en Venecia. Precioso.. Es una alegría espiritual, intima de todos para celebrar la Venida de Jesús al mundo.