Algunos me dicen que este no es mi año. No lo dicen porque haya hecho más tonterías de lo habitual (que en eso sigo en mi línea), sino porque llevo más de 90 días celebrando la Misa con dolor. Primero fue una hernia cervical – de la que me tienen que operar-, que hace que me duela el brazo, después de infiltrar y empezar a mejorar tuve ciática y cuando esta se pasó me hice un esguince y ahora que ya he soltado las muletas vuelve el dolor del brazo. Total, que celebro sentado en un taburete o algo retorcido de vez en cuando que es cuando me ve la gente. Sin embargo, aunque prefiero estar sin dolor evidentemente, y dado que los calmantes no hacían nada, de todo se aprende y que la Misa duele es una buena lección. La Cruz duele y la Misa es el sacrificio de Cristo en la Cruz. Jesús tomó pan, y pronunciando la bendición, lo partió y se lo dio diciendo:
«Tomad, esto es mi cuerpo».
Después tomó el cáliz, pronunció la acción de gracias, se lo dio y todos bebieron. Y les dijo:
«Esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos.
Hoy es un día muy especial para los sacerdotes y agradecemos los sacerdotes de Madrid la oración de todos y en especial de las Oblatas de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote. Cristo no es un amante del dolor, pero por amor toma sobre sí todos los dolores y sufrimientos de la humanidad entera. Sus heridas nos han curado. Por ello no importa demasiado si el sacerdote es más o menos alegre, entretenido, joven o dinámico, lo importante es que El único sacerdote actúa por el en la Iglesia. Nuestros achaques no curan. El sacerdocio de Cristo sí.
La Eucaristía es el centro de la Iglesia y de la vida del cristiano y el único sacerdote es Cristo en cada altar desde la Catedral al último pueblo de la sierra.
Me hace gracia que hay gente que se enfada con el sacerdote ¡muchas veces damos motivos!, pero no te enfades con la Misa. En la Misa el cura no está, sólo está el Único y Eterno Sacerdote. Deberíamos ser como los buenos fotógrafos en las bodas, que pedimos que no se les vea.
La Misa duele porque llevamos al altar todos los cansancios, fatigas, pecados, debilidades de nuestro rebaño…, y las propias y ahí encontramos el alivio y el consuelo.
Junto a Cristo Sacerdote está María. Mira a tus sacerdotes con los ojos de la Virgen.
Estimado hermano sacerdote de Cristo: Te escribo esto después de leer tu reflexión. Soy un sacerdote peruano fundador de una Congregación religiosa en el Perú, lis Siervos de la Divina Misericordia de la Diócesis de Chosica, cerca a Lima. Dios pone en mi corazón ofrecer todas mis misas y HORAS Santas por ti hasta el día que ÉL me recoja de este mundo. Lo haré de todo corazón. Percibo en mi corazón que eres un sacerdote santo y FELIZ. No te conozco pero el Maestro sí te conoce. Humildemente, me encomiendo a tus oraciones. Un FRATERNAL ABRAZO en Cristo y María Santísima, Madre de nuestro sacerdocio.
Muy bueno días desde Málaga: Os doy las gracias a los dos por vuestros escritos, los cuales se nota que han salido desde el corazón, y a mí personalmente me han servido de reflexión: ¡GRACIAS! Mis oraciones por todos los sacerdote y hoy muy espéciales por vosotros dos, que el Señor siempre os acompañe. Y a ti que estas más «pachuchito» con todos los dolores que te están acompañando, que se tomen vacaciones y te dejen tranquilo. Abrazos en Cristo de una bisabuela.
…Junto a Cristo Sacerdote está María. Mira a tus sacerdotes con los ojos de la Virgen.
(Ojos de Madre
Qué disculpamos muchas cosas que mi esposo dice que no deberíamos perdonar, ni disculpar, pero siempre encontramos una razón para hacerlo…razones del corazón…)
Bendiciones padre, desde Panamá
Desde Valencia España. Enriquecedor comentario, ESTIMADÍSIMO comentarista 1. Jesús y su amantísima Madre Virgen María me ayudan en mis dolores físicos (mucho más en los espirituales) pero sus comentarios colaboran a mitigar mis padecimientos y aumentan la paz tan necesaria para el seguimiento a Jesús.
Dios nos ama.
Gracias comentarista por compartir algo de sus sufrimientos. Esto nos ayuda a todos a sobrellevar los que nos tocan.
Hoy rezo por todos los sacerdotes del mundo y, en especial, por ustedes dos, sin olvidar que, por el bautismo y la confirmación, todos los cristianos somos algo sacerdotes y debemos ofrecer nuestro sacrificio por los demás.