PRIMERA LECTURA
Esperamos unos cielos nuevos y una tierra nueva.
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pedro 3, 12-15a. 17-18
Queridos hermanos:
¡Esperáis y apresuráis la llegada del Día de Dios! Ese día los cielos se disolverán incendiados y los elementos se derretirán los elementos.
Pero nosotros, según su promesa, esperamos unos cielos nuevos y una tierra nueva en los que habite la justicia.
Por eso, queridos míos, mientras esperáis estos acontecimientos, procurad que Dios os encuentre en paz con él, intachables e irreprochables y considerad que la paciencia de nuestro Señor es nuestra salvación.
Así, pues, queridos míos, ya que estáis prevenidos, estad en guardia para que no os arrastre el error de esa gente sin principios ni decaiga vuestra firmeza. Por el contrario, creced en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él la gloria ahora y hasta el día eterno. Amén.
Palabra de Dios.
Sal 89.
R. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Antes que naciesen los montes
o fuera engendrado el orbe de la tierra,
desde siempre y por siempre tú eres Dios. R.
Tú reduces el hombre a polvo,
diciendo: «Retornad, hijos de Adán».
Mil años en tu presencia son un ayer, que pasó;
una vela nocturna. R.
Aunque uno viva setenta años,
y el más robusto hasta ochenta,
la mayor parte son fatiga inútil,
porque pasan aprisa y vuelan. R.
Por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y júbilo.
Que tus siervos vean tu acción,
y sus hijos tu gloria. R.
Aleluya Cf. Ef 1, 17-18
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
El Padre de nuestro Señor Jesucristo
ilumine los ojos de nuestro corazón,
para que comprendamos cuál es la esperanza
a la que nos llama. R.
EVANGELIO
Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 12, 13-17
En aquel tiempo, enviaron a Jesús unos fariseos y de los herodianos, para cazarlo con una pregunta.
Se acercaron y le dijeron:
«Maestro, sabemos que eres veraz y no te preocupa lo que digan; porque no te fijas en apariencias, sino que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad. ¿Es lícito pagar impuesto al César o no? ¿Pagamos o no pagamos?»
Adivinando su hipocresía, les replicó:
«¿Por qué me tentáis? Traedme un denario, que lo vea».
Se lo trajeron. Y él les preguntó:
«¿De quién es esta imagen y esta inscripción?».
Le contestaron:
«Del César».
Les replicó:
«Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios».
Y se quedaron admirados.
Palabra del Señor.
… y los elementos se derretirán los elementos.
Siguen sin leer lo que escriben.
Y, apuesten ustedes, ¿a que nadie comentará el carácter claramente de Fin de los Tiempos (no Fin del Mundo, aunque también) de la Espístola de San Pedro? Y mucho menos la, sin duda, inminencia de esos acontecimientos en nuestros días por nuestros pecados
Si Dios no construye la Casa en vano es el esfuerzo de los albañiles.
Hoy, también es preciso dar al César, es decir al Estado, las virtudes de servicio a la Comunidad, que sólo se pueden dar desde el Cristianismo.
Porque lo que la Iglesia no ha hecho en la historia a favor de la redención del Ser Humano, tampoco lo ha hecho la Ilustración “todo por el pueblo, pero sin el pueblo”.
Es tiempo de culminar la Creación de Dios con sus reglas, servicio, servicio y servicio o humildad, humildad y humildad. Porque somos siervos inútiles.
Oremos siempre para que el Reino de Dios venga a nosotros, a todos los seres humanos. Con Jesús, María y José, como piedras vivas de la Iglesia.