Cualquiera que viva con fidelidad (no digo con perfección o éxito sino con fidelidad) su seguimiento a Cristo ha comprobado en su vida lo que es el ciento por uno. Podemos decir que Dios nos pide, pero su pedir se convierte en un dar, por que cualquier cosa que sacrifiquemos o entreguemos es recompensada de forma desproporcionadamente generosa por el Señor.
A veces se ve la vida cristiana como una renuncia. Hay que renunciar a cosas buenas y apetecibles para justificarse ante Dios, para atraer su atención o su amor. Hay que sacrificarse, sufrir. Quién entienda así la vida cristiana no está entendiendo nada y desde luego no está viviendo el cristianismo. El cristianismo es la religión de la Gracia. Ahora que tenemos tan cerca la fiesta de Pentecostés, es el Espíritu Santo, Don Santísimo, el que nos hace vivir a un nivel de don que hace que no exista ninguna renuncia a seguir a Jesucristo.
¿Alguien que se haya casado podría decir que ha renunciado al resto de hombres o mujeres y que esa renuncia supone un sacrificio? Mal entendería el matrimonio esa persona. Pues con Dios lo mismo
Muchas gracias por su comentario que me ayuda a comprender que todo es Don y gratuidad por parte de Dios y que no merezco nada por mis «méritos».
Dios no me necesita, me ama. Que Él me ayude a corresponder a Su Amor desde mi amor y no desde mi pobre y, encima, agotador esfuerzo.
Gracias por recordarnos que sufrir por sufrir no es cristiano.
Sin embargo, sufrir por ayudar a los demás, si.
Así es como creo que debemos entender la exigencia de Jesús: dejar todo lo que sólo nos sirve a nosotros y volcarnos en todo lo que ayuda a los demás.
La recompensa es la paz interior y la satisfacción de ser útil a los demás.
Gracias estimado comentarista2. Los que, por edad, hemos conocido otras épocas de la vida cristiana, comprendemos perfectamente la realidad de su comentario. Épocas en que la alegría que recibe nuestro corazón por el don de la Gracia de Jesús que recibimos, casi brillaba por su ausencia. Estoy pensando en cilicios , ayunos en alimentación, exagerados, caminar descalzos, visitas nocturnas al cementerio… (Había que sacrificarse, sufrir como aparece en su comentario). Parte positiva de aquellas épocas, nuestros antepasados nos transmitieron la fe bajo la protección de nuestra santa Madre Iglesia
Dios nos ama.