Comentario Pastoral
OVEJAS DEL BUEN PASTOR

Este domingo, conocido como el del Buen Pastor, recientemente desde tiempos del Papa Pablo VI tiene el matiz propio de ser Jornada de oración por las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada.
Una de las imágenes bíblicas más entrañables es la del pastor. Ya en las catacumbas y en los mosaicos de las antiguas basílicas es frecuente la imagen del «buen pastor», joven y fuerte, que carga una oveja sobre sus hombros. Pastor y cordero son una misma realidad dentro de la maravillosa unidad de las imágenes terrenas usadas para representar al Cristo pascual desde la primitiva Iglesia. Son rasgos propios del pastor la fortaleza, el aguante, el silencio, la sensibilidad, la capacidad de observación, la sencillez de un rico mundo espiritual, la constancia. Todas estas características encerradas en la figura, frecuentemente enjuta y curtida, del pastor, hacen que sea persona entrañable e imprescindible en la experiencia de la vida rural de todos los tiempos, aunque muchos de nosotros, habitantes de la gran ciudad y un tanto tecnificados, tengamos que hacer un esfuerzo para captar la riqueza de su significado.
El trozo de evangelio que se lee este año, la última parte de la parábola, está centrado en la relación que existe entre las ovejas y el pastor Jesús, que se presenta a si mismo como pastor verdadero, identificándose de esta manera con Dios, a quien los profetas y salmos proclaman como el Pastor de Israel. «Yo y el Padre somos uno».

Andrés Pardo


Para orar con la liturgia
Señor, Padre santo, tú que invitas a todos los fieles a alcanzar la caridad perfecta, pero no dejas de llamar a muchos para que sigan más de cerca las huellas de tu Hijo, concede a los que tú quieras elegir con una vocación particular llegar a ser, por su vida, signo y testimonio de tu reino ante la Iglesia y ante el mundo.


Palabra de Dios:

Hechos de los apóstoles 13, 14. 43-52

Sal 99, 2. 3. 5

Apocalipsis 7, 9. 14b-17

San Juan 10, 27-30

Comprender la Palabra

En este Domingo IV de Pascua, en la Lectura del Evangelio, escuchamos siempre, en los tres ciclos A, B y C, del Capítulo 10 del Evangelio según San Juan. Hoy (ciclo C) escuchamos la conclusión de la alegoría del Buen Pastor.

Se atribuye Jesús el titulo de «Pastor», con el que el mismo Dios se nos revela en los anuncios profético. En Jesucristo-PASTOR transparece Dios Pastor. «Yo y el Padre somos uno» -concluye la Lectura. «Yo soy el Buen Pastor» -afirma reiteradamente líneas más arriba-. Sus palabras adquieren plenitud de sentido’ a partir de la Resurrección.

En la 2ª Lectura escuchamos el Relato de la Visión del Apóstol San Juan: Jesucristo es «el Pastor”, que «conduce a la muchedumbre inmensa hacia fuentes de aguas vivas» («Yo les doy vida eterna y no perecerán para siempre»); y ha sido constituido Pastor, porque es “el Cordero, que está ante el Trono de Dios como degollado (Pasión y Muerte), de pie» (Resurrección). He aquí un símbolo del Misterio Pascual de Cristo: el Cordero pasa (Pascua) a ser el Pastor.

El es el Cordero-Pastor del rebaño de Dios en sus dos fases: en la Bienaventuranza Eterna y durante la peregrinación por este mundo.

En la 1ª Lectura escuchamos un fragmento del relato del Primer Viaje misionero del Apóstol San Pablo, acompañado de Bernabé, por el sur de la actual Turquía. Las comunidades cristianas, que van surgiendo en diversas localidades, tienen su fundamento en la Palabra de Dios, que suscita la fe…El anuncio de la Palabra de Dios, centrado en Cristo, en el Misterio de su Pascua, se verifica en «los insultos» de parte de algunos judíos, y en «la expulsión del territorio (Pasión); y también en «la alegría de los discípulos»: las ovejas, que escuchaban la voz del Buen Pastor Jesucristo (Resurrección).



Avelino Cayón


sugerencias litúrgicas

Ofrendas


Del latín «offerenda» = las cosas a ofrecer. Se refiere sobre todo al pan y al vino que se llevan al altar, para ser consagrados como Cuerpo y Sangre del Señor.

«Al comienzo de la liturgia eucarística…Se traen a continuación las ofrendas: es de alabar que el pan y el vino lo presenten los mismos fieles… Aunque los fieles no traigan pan y vino de su propiedad, con este destino litúrgico, como se hacía antiguamente, el rito de presentados conserva su sentido y significado espiritual. También se puede aportar dinero u otras donaciones para los pobres o para la Iglesia, que los fieles mismos pueden presentar o que puede ser recolectados en la Iglesia, y que se colocarán en sitio oportuno, fuera de la mesa eucarística» (OGMR 73).

En los primeros siglos normalmente los fieles traían desde sus casas las ofrendas de pan y vino para la Eucaristía. así como también otros dones para socorrer a la Iglesia o a los pobres. Su símbolo ha sido siempre doble: la participación en la Eucaristía y la intención de compartir fraternalmente con los más pobres los propios bienes.

La procesión de las ofrendas no conviene que se exagere incluyendo en ella toda clase de «dones» más o menos simbólicos. Jesús tomó en sus manos el pan y e1 vino, que tienen que ver directamente con la Eucaristía, fruto de nuestra tierra y de nuestro trabajo, símbolo bien expresivo de nuestra existencia y de nuestra inserción en el sacrificio de Cristo.





celebrar mejor


Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones.
¿Nos quiere decir cómo descubrió usted cuál era su vocación? ¿ Puede darnos consejos para comprender mejor si el Señor nos llama a seguirlo en la vida consagrada o sacerdotal?

Por lo que a mí se refiere, crecí en un mundo muy diferente al actual, pero, en definitiva, las situaciones son semejantes. Por una parte, existía aún la situación de «cristiandad», en la que era normal a la iglesia aceptar la fe como revelación de Dios y tratar de vivir según la Revelación. Por otra, estaba el régimen nazi, que afirmaba con voz muy fuerte: «En la nueva Alemania no habrá ya sacerdotes, no habrá ya vida consagrada, no necesitamos ya a esta gente: buscaos otra profesión». En esa situación, la vocación al sacerdocio creció casi naturalmente junto conmigo y sin grandes acontecimientos de conversión.

Como es natural, no faltaron dificultades. Me preguntaba si realmente tenía la capacidad de vivir durante toda mi vida el celibato. Al ser un hombre de formación teórica y no práctica, sabía también que no basta amar la teología para ser un buen sacerdote, sino que es necesario estar siempre disponible respecto a los jóvenes, a los ancianos, a los enfermos, a los pobres. Es necesario ser sencillo con los sencillos.

Volviendo a la pregunta, pienso que es importante estar atentos a los gestos del Señor en nuestro camino. El nos habla a través de acontecimientos, a través de personas, a través de encuentros; y es preciso estar atentos a todo esto. Luego realmente -segundo punto- entrar realmente en amistad con Jesús, en una relación personal con él. No debemos limitamos a saber quién es Jesús a través de los demás o de los libros, sino que debemos vivir una relación cada vez más profunda de amistad personal con él, en la que podemos comenzar o descubrir lo que él nos pide.


Benedicto XVI, 6 abril 2006
Diálogo con un grupo de jóvenes, n. 4

Para la Semana

Lunes 3:
San Pío V (1504-1572), dominico. Elegido papa, impulsó la reforma de Trento en materia de fe y de liturgia.



Hechos 11, 1-18. También a los gentiles les ha otorgado Dios la conversión que l1eve a la vida.

Juan 10,1-10. Yo soy la puerta de las ovejas.

Martes 3:
San José Obrero, memoria instituida por Pío XII en ] 955 para exaltar cristianamente el trabajo humano.



Colosenses 3,14-15.17.23-24. Lo que hacéis hacedlo con todo el alma, como para servir al Señor y no a los hombres.

Mateo 13,54-58. ¿No es el hijo del carpintero?

Miércoles 3:

San Atanasio (295-373). Obispo de Alejandría. Luchó contra los arrianas. Notable apologeta.

Hechos 12,24-13,5a. Apartamos a Bernabé y a Saulo. Juan 12,44-50. Yo he venido al mundo como luz.


Jueves 3:
San Felipe y Santiago, apóstoles.

1 Corintios 15,1-8. El Señor se apareció a Santiago; después a todos los apóstoles.

Juan 14,6-14. Hace tanto tiempo que estoy con vosotros, ¿y no me conoces?


Viernes 3:
En Madrid: San José María Rubio (1861-1919), jesuita, se dedicó a la predicación y ministerio de la reconciliación, verdadero padre para pobres y abandonados, apóstol de Madrid.

Hechos 13,26-33. Dios ha cumplido su promesa resucitando a Jesús.

Juan 14,1-5. Yo soy el camino y la verdad y la vida.

Sábado 3:

Hechos 13,44-52. Sabed que nos dedicamos a los gentiles.

Juan 14,7-14. Quien me ha visto a mí ha visto al Padre