¡AAAAAAARGH!

Rom 11, 29-36; Sal 68; Lc 14, 11-14 Repito: «¡AAAAAAAAARGH!». Exactamente así es como ha salido, de lo más profundo de mi garganta el incontrolable gemido. Era domingo. Eran las cinco de la tarde y acababa de llegar a casa dispuesto a orar ante las lecturas del día...