¡Por fin! El 20 de diciembre se dedicó el templo y se consagró el altar. Hoy se terminan los días de Navidad y las cosas van volviendo a la normalidad. Como todo es nuevo muchos entran en la parroquia como si fuese una Catedral y señalan una cosa u otra que les llama la atención. Ya sea el Vía Crucis, las imágenes del presbiterio, la cripta, las aulas.., la gente señala y comenta. También se comenta el frío que hace y algunos se creen que es que se nos ha olvidado poner la calefacción o no la ponemos por ahorrar. No es Así, lo cierto es que están discutiendo las empresas instaladoras entre ellas y no nos dan la documentación para pedir el gas y hace un frío que pela. Tampoco hay agua caliente y ducharse a las 6 de la mañana pasa de ser un acto heroico a una estupidez.., eso sí, se me está quedando el cutis de un bebé. No puede estar todo acabado y aún faltarán meses para que todo esté en marcha…, pero mientras tanto a señalar lo que llama la atención.
“Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego”. Hoy celebramos el bautismo del Señor y mañana retornaremos al tiempo ordinario. Juan Bautista sabe lo que hace y por eso señala a Jesús como la verdadera fuente del bautismo. Señalar la verdad es bueno, señalar al que es la Verdad es admirable. Yo otra cosa no sabré hacer, pero bautizar lo hago bastante (ayer en un bautizo uno me dijo: “Tú eres sacerdote 3”…, me sentí como C3PO en la guerra de las Galaxias, un número (aunque eso es lo que soy en estos comentarios). Y cuando bautizo tengo la certeza de que yo no hago nada, sigo un ritual que va poniendo a esa criatura en manos de Dios, le da la Gracia, el don del Espíritu Santo, le libra del pecado original, le hace miembro de la Iglesia y parte vital del Cuerpo de Cristo. Los padres, padrinos e invitados miran al niño a ver si llora o ríe, pero deberían mirar a Cristo. Señalar a la criatura recién bautizada y decir: ¡Es Cristo!. Y escuchar la vos de Dios que dice a ese niño: “Yo, el Señor, te he llamado con justicia, te he cogido de la mano, te he formado, y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones. Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas.”
Desde nuestro bautismo somos cristianos, somos de Cristo. Nos podremos empeñar en empañar esa imagen de Cristo en nosotros, pero lo somos. Cuando María, nuestra Madre del cielo nos mira, ve a su Hijo, nos ve como templos del Espíritu Santo. Y aunque no nos demos cuenta de nuestra grandeza la tenemos, aunque nos empeñemos en vivir como mendigos, somos reyes.
¡Que buen regalo de Navidad! Terminar estos días tomando conciencia de nuestra grandeza. Cierto que es una grandeza donada, inmerecida, gratuita y sin agua caliente…, pero es nuestra gala y orgullo: Somos de Cristo. Comencemos el tiempo ordinario sabiendo transmitir al mundo la grandeza de la llamada de Dios en el bautismo. Si nos señalan, que sea por ser cristianos.