En matemáticas sencillas se dice que el orden de los factores no altera el producto, es lo mismo 3 por 5 que 5 por 3, y 8 más 2 que 2 más 8, es simple. Hay otros órdenes establecidos que no sé si tienen base científica o que se han trasmitido así, comemos la sopa antes del postre, por ejemplo. Sin embargo no todo es así, es bueno quitar el capuchón del bolígrafo antes de escribir o estaremos perdiendo miserablemente el tiempo, en ese caso el orden de los factores sí altera el producto, de una estupenda novela a un montón de papeles en blanco.

“En aquel tiempo, subió Jesús a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles”. La vida también tiene su orden. Mucha gente dice: yo lo primero que hago cuando suena el despertador es… tomarme un café, …darme una ducha, …fumarme un cigarrillo, …unas tablas de gimnasia, …darme la vuelta y volverme a dormir (esto último es la envidia de muchos y la perdición de tantos), cada cual lo que suela hacer. Pero, ojalá, cada bautizado en el mundo, cuando abra el ojo derecho lo primero que haga es orar. Dar gracias a Dios por el nuevo día, pedir perdón por los que hayan vivido como si Dios no existiese, poner en manos del Señor las cosas que hagamos y las personas con las que nos encontremos en ese día. No hace falta mucho tiempo, sólo unos segundos (luego vendrá la oración más pausada y larga), pero lo primero ofrecer el día que comienza. Y cuando tenemos que tomar decisiones importantes –cada cual a su nivel-, no tengas pereza en ponerte un buen rato –el Señor lo hace toda la noche-, para pedir luces al Espíritu Santo. Será el tiempo mejor invertido de todo ese día, no lo dudes. Y una vez que comienzas así el día ya podemos empezar a que nos llamen, nos cambien los planes, nos entre la gripe malaya o gane el Almendralejo la liga.

¿Por qué rezar si parece que Dios no me escucha demasiado? Lo primero porque ten la certeza de que sí te escucha, Dio son está sordo no quiere ignorarte, ha dado su vida por ti. Lo segundo, para acordarte quién eres. Cuando uno empieza el día “haciendo cosas” y la agenda tiene dieciocho compromisos ese día, uno puede tener la sensación de que la que habla San Pablo, de moverse mucho y no hacer nada. Pero cuando uno comienza el día levantando el alma a Dios se acuerda que “Ya no sois extranjeros ni forasteros, sino que sois ciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios,” y entonces ¿quién contra nosotros?, las dieciocho cosas de ese día las haremos desde el señorío de los hijos de Dios.

Pero es que yo al levantarme tengo sueño. ¡Toma! Tú y todos y a Dios le encantan tus legañas, no sea que por querer ofrecerle lo mejor al final no le ofrezcas nada.

En los dormitorios católicos (sí, también en el de tu hija adolescente inaguantable), debería haber una imagen hermosa de la Virgen María, a ella le damos el último “buenas noches” y ella –con la ayuda de nuestro ángel de la guarda-, nos zarandea un poquito para despertar en presencia de Dios. No la eches de tu habitación.