A algunos padres de catequesis les ha sentado un poco mal que les pidamos, por favor, que este año no vinieran a catequesis vestidos de Halloween (pues tenían fiesta en el colegio justo antes de la catequesis). ¿Quiénes somos nosotros para decir cómo tiene que venir vestido su hijo? Nosotros no decimos como tiene que venir vestido, sino como no tiene que venir vestidos. Pero como esto, que es una anécdota, lo vemos todos los días ¿Por qué la Iglesia me tiene que decir cómo vivir, cómo casarme, cómo comportarme, cómo…? La voz de la Iglesia se convierte en una opinión más entre muchas y como tiene que respetarme no puede corregirme. Ya estamos viendo leyes que prohíben a la Iglesia hablar y predicar la moral cristiana pues no se puede corregir a nadie. ¿Diríais de unos padres que jamás corrigen a sus hijos que les quieren? O sus hijos son ángeles encarnados o si cuando se equivocan no los corrigen no demuestran en absoluto que les quieren.

“Pero te compadeces de todos, porque todo lo puedes y pasas por alto los pecados de los hombres para que se arrepientan.

Amas a todos los seres y no aborreces nada de lo que hiciste; pues, si odiaras algo, no lo habrías creado… Por eso, corriges poco a poco a los que caen, los reprendes y les recuerdas su pecado, para que, apartándose del mal, crean en ti, Señor”. ¡Qué sabiduría la del libro de la sabiduría!.” Cuando uno corrige desde el odio, la manía, los celos, el desprecio o la prepotencia, suele herir. Cuando se corrige desde el cariño, aunque a veces duele, se agradece. Lo primero: Ten la certeza de que Dios te quiere, se ha entregado y se entregaría cien mil veces más por ti. Que es un juez parcial, pues contamos con su favor y tener recomendaciones al juez está muy mal visto, por eso de la imparcialidad. Pero Dios está dispuesto a apostar todo por nosotros.

Sólo desde este principio se entiende el encuentro de Jesús con Zaqueo, sólo desde este principio podrás entender cómo encontrarte con Cristo. Zaqueo comienza con curiosidad, había oído hablar de Jesús. Tal vez iba a escuchar a un maestro, a un sabio.

Pero Jesús le mira, podemos imaginar que le miró con cariño, como al joven rico, y le dijo: «Zaqueo, data prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa».

Por eso le recibe muy contento, a pesar de los dimes y diretes de la gente. Jesús se juega su “honra” por estar con Zaqueo, y Zaqueo se lo agradece.

Y Zaqueo se da cuenta que si quiere seguir estando con el Señor tiene que cambiar de vida. Fijaos, en ocasiones la mejor corrección que recibimos muchas veces es cuando recibimos la Comunión y, de pronto, pensamos que Jesús ha venido a hospedarse a mi casa, al alma de un pobre pecador y, por lo tanto, no puedo seguir con mi pereza, con mis incoherencias, mis pecados. Y entonces se transforma la vida y se cambia. “porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido.”

La Iglesia tiene la puerta abierta para todos, tendrá que dialogar con todos y sentarse a todas las mesas. Pero quien quiera estar en la Iglesia tiene que pedir el don de Zaqueo, el don de la conversión. Y la Iglesia, Madre nuestra y Esposa de Cristo, podrá corregir, como Dios nos corrige, a sus hijos que se equivocan y yerran. Si no sería una mala madre, en vez de una casa sería una posada, en vez de una familia un grupo de coleguillas.

Cuando te digan: ¿Por qué la Iglesia tiene que decir nada sobre…? Contéstale que la Iglesia es Madre y por eso corrige desde el cariño. Nuestra Madre del cielo nos ayude a escuchar a nuestra Madre la Iglesia desde el cariño y, si llega el caso, agradezcamos que nos corrija.