OH, SOL QUE NACES DE LO ALTO, RESPLANDOR DE LA LUZ ETERNA, SOL DE JUSTICIA, VEN AHORA A ILUMINAR A LOS QUE VIVEN EN TINIEBLAS Y EN SOMBRA DE MUERTE.

En este último día aparecen tres títulos del Mesías con un punto en común: la luz. Jesucristo se definió a sí mismo como “Luz del mundo”, que viene a iluminar las tinieblas.

En el Evangelio de Lucas, Zacarías alude a la llegada del Mesías diciendo: “Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el Sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte” (Lc 1,78). En latín se dice “Oriens”. Es el sol naciente.

Pero referido al Mesías adquiere una fuerza inusitada: es una luz que se origina, que nace en el tiempo, pero que está llamada a no menguar ni guardarse. El “Oriens”, el “Sol de Justicia” no conoce el ocaso. Así lo afirma el pregón pascual: “ese lucero que no conoce el ocaso, y es Cristo, tu Hijo resucitado”. Jesús es “Resplandor de la luz eterna”, de la luz divina incesante.

En esta víspera de la Navidad, la Iglesia entera madruga para ver el amanecer. Sin duda, una de las experiencias más bonitas de la naturaleza. ¡Cuántos amaneceres tenemos en nuestra memoria! Pero este amanecer es diferente. De hecho es único: la Iglesia madruga en Adviento para prepararse a la salida del Oriens.

Durante el tiempo de adviento, como ocurre en los minutos antes de la salida del sol, todo se va iluminando con tonos diferentes, que aluden a las diferentes profecías salvíficas que hemos visto estas cuatro semanas. En ellas hemos contemplado las promesas que Dios va a cumplir.

Pero sobre todo, hemos visto prefigurado al Mesías, a quien esperamos ver ardientemente. Él es la Sabiduría del Altísimo, Pastor de la casa de Israel, Raíz de Jesé, Llave de David, Enmanuel, Rey de las naciones, Piedra angular de la Iglesia, Esperanza de las naciones y Salvador de los pueblos.

Este amanecer que contemplamos es único en la historia, porque es el Oriens quien va a levantarse para no ponerse nunca.

Preparemos nuestros corazones para esta noche, en que la Iglesia —cada uno de nosotros— quiere estar junto a María y José para adorar al Niño y alegrarnos por el esplendor que irradia la luz eterna del Verbo encarnado.

¡Gracias, Señor, por amarnos tanto! ¡Gracias por ser tan grande y hacerte tan pequeño!

¡Que nos dejemos abrasar por los rayos de la luz eterna que salen de este Sol envuelto en pañales!

¡¡Feliz Navidad a todos!!

 

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Versículos del Aleluya (Leccionario).

(dom) 17 de dic.: Oh, Sabiduría del Altísimo, que lo dispones todo con firmeza y suavidad, ven para mostrarnos el camino de la prudencia.

(lun) 18 de dic.: Oh, Pastor de la casa de Israel, que en el Sinaí diste a Moisés tu ley, ven a rescatarnos con el poder de tu brazo.

(mar) 19 de dic.: Oh, Raíz de Jesé, que te alzas como un signo para los pueblos, ven a librarnos, no tardes más.

(mié) 20 de dic.: Oh, Llave de David, que abres las puertas del Reino eterno, ven y libra a los cautivos que viven en tinieblas.

(jue) 21 de dic.: Oh, Enmanuel, rey y legislador nuestro, ven a salvarnos, Señor, Dios nuestro.

(vie) 22 de dic.: Oh, Rey de las naciones y Piedra angular de la Iglesia, ven y salva al hombre que formaste del barro de la tierra.

(sab) 23 de dic.: Oh, Rey de las naciones y Piedra angular de la Iglesia , esperanza de las naciones y salvador de los pueblos, ven a salvarnos, Señor Dios nuestro.

(dom) 24 de dic.: Oh, Sol que naces de lo alto, resplandor de la luz eterna, sol de justicia, ven ahora a iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte.