san Pablo a los Filipenses 3, 17-4, 1
Sal 121, 1-2. 4-5
san Lucas 16, 1-8
Siempre me ha fascinado la parábola del administrador infiel. No deja de ser una ironía, y un antídoto contra el puritanismo, el que el Señor ponga como ejemplo, ante los hijos de la luz, a un personaje corrupto y egoísta; a un pícaro, en definitiva. Sólo los muy tontos se niegan a aprender de quien no es «de los suyos». Además de las vidas de santos, el seglar cristiano debe leer los periódicos; de otro modo, el riesgo de idiocia se incrementa de forma alarmante.
No hace falta decir que la parábola de Jesús no pretende enseñarnos a defraudar; además, creo que no lo necesitamos; el mundo está lleno, por desgracia, de «administradores infieles». Pero, en la fina ironía de Cristo, esta enseñanza contiene un reproche muy sutil, muy contundente, muy certero, y muy actual: «ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz». Permíteme una insolencia: en las columnas de opinión de los diarios, en los micrófonos de la radio, ante las cámaras de televisión, en los puestos de responsabilidad política de la sociedad española actual… ¿cuántos católicos hay? ¿cuántos que defiendan sin miedo a Jesucristo y a su Iglesia? ¿cuánta plumas y voces movidas por el Amor de Jesucristo? Haz la cuenta, y compárala con la de aquellos que escriben, hablan, y actúan movidos por valores ajenos y contrarios al Evangelio… ¿No nos habremos «encerrado» en el cenáculo, en la sacristías y salones parroquiales; en las reuniones de «amigos» o de «hermanos»? Mientras tanto, el mundo se lo reparten otros.
La astucia del administrador infiel consiste en saber que le queda poco tiempo en su puesto de trabajo. En lugar de encerrarse en el presente, advierte que su existencia va a durar mucho más que su empleo, y busca un «seguro de vida», empleando los bienes que administra para ganar amigos que lo reciban. Si, con la misma «visión de futuro», nos percatáramos nosotros de que nuestro tiempo en este mundo es muy breve, y de que hemos sido creados para la eternidad, nos parecería una mera cuestión de sentido común el tomar nuestra vida, y el mundo entero con ambas manos, para ofrecérselo a Dios como homenaje de amistad. Las palabras con las que Jesucristo anuncia que serán recibidos quienes sólo a sí mismos se buscaron son terribles: «no os conozco»(Mt 25, 12), no os hicisteis amigos míos.
Hoy quiero pedirle a la Santísima Virgen, para los hijos de la luz, al menos esa astucia con la que obran los hijos de este mundo; desmantelemos esa imagen del santo como un tonto «bonachón» o una «beaturrona» apocada; mansos como corderos, pero astutos como serpientes; te recuerdo que hay mucho trabajo.
¿Hoy no es la fiesta de la Dedicación de San Juan de Letrán?
En Madrid es la Almudena, su patrona.
Hace 10 años estuve por Madrid, un día como hoy, cuando recibo un llamado anunciando la muerte de mi suegro, Dios lo tenga en su gloria. Nuestra Señora Santísima de la Almudena no nos abandones nunca. Mantenenos en tus brazos cariñozos. Libranos de todo mal. Amén
«Zapatero a tus zapatos»…jesús no se metió en política, ni siquiera era miembro del sanedrín de su tiempo. Ejerció su liderazgo espiritual sobre quienes quisieron acogerlo. No voceó en las plazas y sus diatribas fueron contra la hipocresía de los poderes religiosos de su tiempo. No hay que defender a cristo fuera sino dentro. En el interior de cada uno es donde se libran las principales luchas y luego predicar con el ejemplo y la coherencia allí donde estemos. No comparto ese cristianismo beligerante que ridiculiza la santidad personal… que sólo entiende un cristianismo sociológico que a veces sólo encubre una necesidad de poder soterrada. Cristo es rey de un reino espiritual. «El reino está dentro de vosotros»
Hola Pamela, la paz sea contigo y con todos nosotros. Ya ves que la enseñanza de hoy es combinada porque por un lado Jesús nos dice qué debemos salir al mundo a llevar el evangelio, el bautismo nos hacen sacerdotes, profetas y Reyes y en este pasaje nos dicen que además tenemos que ser astutos en cómo hacemos esto. Si tú te aplicas en tu santidad, esto lo va a ver el mundo y va a ser la forma de hacer la prédica. Pero si al momento de manifestar a Jesús cuando seamos interpelados no lo hacemos, entonces Él nos dice que no nos reconocerá tampoco. En todo caso el papa nos está diciendo qué tenemos que salir al mundo. Es un papá misionero, elegido por una iglesia que buscaba el cambio y avalado por el Espíritu Santo. Ahora nos lo dice este sacerdote, pastor nuestro, como parte de los comentarios de esta lectura.
pero ¿como hacer?denos una pista padre.gracias.
Solamente aquel que ha tenido un encuentro personal con Cristo ha experimentado lo que es el amor de Dios. Anunciarlo es consecuencia de desear ese gran BIEN al prójimo y surge como un deseo de compartirlo al igual que el enamorado cuenta a todo el mundo cómo se siente. Anunciar en una reflexión o en una homilía que “salgamos a la calle a defender a Cristo a capa y espada” es convertir el mensaje en algo social y sin fondo. Los apóstoles se escondieron y dispersaron tras la muerte de Jesús y sólo tras el encuentro con Cristo resucitado salieron valientemente a anunciar la Buena Noticia. Animar a no avergonzarse de todo el gozo recibido, de la experiencia del amor y compartirlo con los demás, es anunciar lo que uno siente, es anunciar el Evangelio. “Agitar a los fieles para que anuncien valientemente a Cristo” está muy bien de forma, pero el fondo se queda cojo. Cuidado no nos prediquemos a nosotros mismos en vez de a Dios.