Hoy huele a Cuaresma. En muchas ciudades de España, de América y del mundo, porque hoy, martes de carnaval, estamos en la vísperas de la cuaresma, que comenzará Dios mediante, con la estación penitencial del Miércoles de ceniza, así que, como no podía ser de otra manera, en todos los rincones del orbe cristiano hoy se celebra una día de cierto descontrol, para coger fuerzas y pasar el desierto cuaresmal esperando con la mirada alta la Pascua. En alemán al martes de carnaval se le llama «Fastnach», víspera del ayuno, los anglosajones tienen dudas Shrove Tuesday (martes de confesión) o Pancake Day (día de las tartas o bollos «preñaos», los latinos somos más vitalistas y así en Francia, Italia y Portugal se le conoce como martes «gordo»… no es una simple curiosidad el nombre que se le de, como no es una curiosidad que encaje tan bien la fiesta del carnaval, con aquel refrán, víspera de mucho, mañanas de nada…

Pero, ¿de verdad es esto la cuaresma? una mañana de nada, seguramente a los apóstoles les pareció eso, porque si atendemos al Evangelio que acabamos de escuchar. Ellos que vivían como en una nube al lado del Maestro, rodeados de todo aquello que no habrían podido no soñar, unos cuantos pescadores junto al Mesías, ellos se veían ministros y todo, y sin embargo Jesús les marca un camino completamente contrario a lo que se esperaban… el primero será el servidor de todos…

La vida de Jesús es más vísperas de nada, silencio, sacrificio, cruz, muerte… para mañanas de todo: RESURRECCiÓN. Y eso nos cuesta bastante entenderlo, mirad sino como en la primera lectura Santiago nos «reprende» por nuestra inconsistencia, y nos invita al rincón: «humillaos que él os levantará». Sin embargo a nosotros nos da más por disfrazarnos para permitirnos ciertas licencias… Pongámonos verdaderamente en manos de Dios Padre para que nuestras vísperas sean como las de Jesús, vísperas de nada, para alcanzar las mañanas de todo, para alcanzar la felicidad verdadera.