JUEVES 22 de julio de 2021
Jueves de la Semana 16 del Tiempo Ordinario Ciclo B
Él pronuncia tu nombre
Primero encontró el sepulcro vacío, pero luego lo encontró a él, a su espalda, cuando la llamó por su nombre. Ella nos enseña que no basta con encontrar el sepulcro vacío, es decir, no basta con encerrarnos en nuestras preguntas sin respuestas, en nuestras dudas, en nuestras desilusiones. No podemos quedarnos ahí. María Magdalena, nos narra el evangelio, pudo llenarse de alegría al escuchar a Jesús Resucitado pronunciar su nombre. Él también pronuncia el tuyo todos los días. Lo reconocerás sólo si lo esperas.
Es más, si nos fijamos en todos los personajes que aparecen en los evangelios en torno a Jesús, tal vez el más universal, con el más nos podamos identificar todos, sea con María Magdalena. Porque por muy pecadores que seamos, sabemos que ella formaba parte de los rechazados públicamente por su incumplimiento de la ley. Y porque lo que la caracteriza es esa fascinación por Jesús, el haber sido alcanzado por su corazón hasta el punto de haber vivido una transformación inequívoca. Y eso es lo que, en mayor o en menor medida, suele ocurrir con quienes se asoman al evangelio sin prejuicios y se ponen a tipo para que el Hijo de Dios vivo provoque una búsqueda sin fin de totalidad, de plenitud, de verdad, de bondad y de belleza sin fin.
Por eso, es fácil descubrir que, así como Jesús Resucitado pronuncia el nombre de María, así pronuncia también su nombre, no sólo el día de Pascua, sino todos y cada uno de los días de nuestra vida.
La cuestión es como nos sorprende Jesús cuando nos llama. Nos encuentra buscando otras cosas, o nos encuentra buscándole a Él, como hacía María Magdalena. Nos encuentra llamándole Maestro, no nos encuentra sin la fe suficiente como para reconocerle. Nos encuentra llenos de alegría por encontrarle, y dispuestos a no parar hasta que todos los hombres sepan que está vivo, o nos encuentra envueltos en nuestras preocupaciones y tristezas. La diferencia esta en el corazón, la diferencia está en la mirada.
Quiero decirte tantas cosas, Señor. Me vienen atropelladas . Me puse a escribirlas,desnudo mi alma llena de amor.. quiero merecerte y oír tu voz con mi nombre, muriera de emoción , como muero con tu miriria A estas horas de la noche mi amor por ti Dios Mio es tan a flor de piel solo quiero ser buena y merecer Tu Amor.Ayudame a conseguirlo
Querido hermano
La referencia del Evangelio a Isaías es muy seria: «Se ha embotado el corazón de este pueblo, se han vuelto torpes sus oídos y se han cerrado sus ojos; de modo que sus ojos no ven, sus oídos no oyen, su corazón no entiende; y no se convierten a mí para que yo los sane». Es muy claro que «el peor ciego es el que no quiere ver», Dios se hace grande en nuestras vidas en la medida que somos dóciles pero, por el contrario, si los placeres de la vida nos seducen, nuestro corazón se embota y nuestros sentidos no perciben con claridad la vida de Dios. Por eso muchos, aunque estén bautizados y se digan cristianos: miran, pero no ven y oyen, pero no escuchan ni entienden.
Rezamos cada día el Santo Rosario dedicado a la Virgen Maria del Carmen. Le pedimos por la Paz en el Mundo. Por los enfermos terminales que sufren y padecen, a causa de su enfermedad. Y por su familiares, que tambien sufren.
Querido hermano:
La fe cristiana no es repetir actos de forma mecánica o llevar una cruz al pecho o poner el Belén en Navidad o darse golpes de pecho o una especie de adorno en días especiales. La vida cristiana es acoger a Cristo y reproducir su vida y valores en nosotros. Si queremos entender la vida de Dios, tenemos que descubrir primero que la fe no es un complemento o un adorno a todo lo demás que hacemos. Si queremos vivir con el Espíritu de Jesús, debemos actuar como servidores y promotores de humanidad. Devolver la esperanza a quienes son considerados pecadores, sanar los corazones y mentes de quienes ya no ven futuro en sus vidas, levantar a los caídos.
Para Jesús, el principio de la compasión fraterna está por encima de los prejuicios morales. Ahí está el reto y la dificultad para el que quiere vivir al estilo de Jesús.
Rezamos cada día el Santo Rosario dedicado a la Virgen Maria del Carmen. Le pedimos por la Paz en el Mundo. Por los enfermos terminales que sufren y padecen, a causa de su enfermedad. Y por su familiares, que tambien sufren.
Tu hermano en la fe : José Manuel.
“…vio dos ángeles vestidos de blanco…”
“…¿por qué lloras?…”
“…María…”
Mi alma , en estado de gracia, se llama maria, porque es hija de la Virgen Maria, que es la madre de la Divina Gracia.
El ángel y Jesus también nos llaman María
“Estella Maris” (el mar y la gota de agua).
Madre de todos los hombres intercede por nosotros