San Mateo 13, 36-43

Da mucha pena cuando nos encontramos con alguien que no tiene amigos. Existir existen, y cada vez más. Ya sea por su cargo, por su desconfianza o por su estupidez, hay personas que no tiene amigos. Algunos, mayores, por su cargo o posición han aprendido a desconfiar de todos. Otros, mayores también, por su falta de cargo o posición se menosprecian y piensan que nadie puede buscar su amistad, pues amistad lo equiparan con interés. A otros, más jóvenes, se les impide tener amigos por miedo de sus padres y prefieren que ser amigos de las redes sociales que de otras personas. Otros sólo tienen coleguillas, compañeros de noches, drogas o de desgracias, y no saben lo que es el amor desinteresado de un amigo … Las personas sin amigos se vuelven raras.

“El Señor hablaba con Moisés cara a cara, como habla un hombre con un amigo”. Ante un amigo no hay que justificarse, no hay que presumir, no hay que dar demasiadas explicaciones y, aunque lleves tiempo sin verlo, al poco tiempo parece que te has visto todos los días desde hace años. A un amigo no se le pasa factura ni se le juzga, no se le piden resultados ni se disimula ante él.

Por eso, Dios se ha hecho amigo de cada hombre. Podemos estar tiempo, casi toda la vida sin tratarle, pero Él no se aleja ni nos echará nada en cara. Podemos enfadarnos con Dios, pedirle explicaciones y llenar nuestra vida de “porqués”, pero Él no nos pide a nosotros motivos para nuestros actos. Siempre perdona, siempre está en el Sagrario, siempre nos trata como amigos sea cual sea nuestra posición social, económica o nuestro pasado. Siempre nos da una oportunidad más en esta vida, hasta que tengamos que tomar la decisión definitiva.

Hasta el fin del mundo el Señor no separará la cizaña del trigo. Es un plazo bastante largo. Podríamos decir que todos nacemos, cada uno, siendo amigos de Dios. Y el buen amigo, por muchas dificultades que haya en la vida, nunca da por perdida una amistad, siempre hay una posibilidad más, una oportunidad más, una vez más.

Pidámosle a nuestra Madre la Virgen que paladeemos la amistad de Dios cada día.