¡Qué sermón más bonito haría el santo Cura de Ars con las lecturas de hoy!: ¡El buen Dios desea meter su ley en nuestro pecho, escribirla en nuestros corazones! De este modo estará siempre donde Él quiere y como Él quiere: siendo el Amor, el Amante y el Amado. Dios Trinidad como fuente del amor del cristiano. Así de bonita es la vocación cristiana, el camino que marca nuestro bautismo, la alianza que renovamos todos los días de nuestra vida.

La renovación del corazón: la fuente del eterno amor joven, enamorado y enamoradizo del amor. Lejos de ser una cursilada adolescente (aburrescente, como dicen algunos) encaja más bien con el aspecto fundamental de la vida. Lo que nos hace más humanos es construir nuestra vida sobre un amor perfecto de comunión. Tres cualidades necesarias:

AMOR. Flaco favor hacen el romanticismo y el sentimentalismo a la raíz misma de la vida. Lo más bello de este mundo es amar y ser amado, lo que más nos da seguridad y provoca el placer más incomparable. Soy amado porque soy persona y como tal amo y soy amado. No es un sentimiento, sino una persona.

PERFECTO. No amo perfectamente, aunque lo deseo como agua de mayo. Esta incoherencia vital nos acompañará toda nuestra vida y está como un constante Big-bang torpedeando nuestro camino: por mucho que lo busco, no lo consigo. En realidad, el razonamiento es verdadero, y está bien diseñado para descubrir que esa perfección, en realidad, no brota de mi, sino que la recibo como don. Sí existe una amor perfecto: es el amor del Corazón de Cristo. Dice el salmo 50: «Crea en mi»; no dice ayúdame a cambiar, sino que radicalmente pone el acento en la acción divina: «Crea».

COMUNIÓN. El mayor placer que existe en este mundo es ser amado perfectamente por un amor eterno. A eso llamamos comunión. Las palabra fuertes que se dicen los esposos el día de la boda, la ordenación sacerdotal, los votos perpetuos son un pacto de comunión, una alianza de fidelidad y entrega a ese amor. También la verdadera amistad contiene ese aspecto, aunque no hay un «voto» específico para ello. Todo, vestigio de la comunión de la Trinidad, que aquí en la tierra apenas vislumbramos. Dios goza porque ama eternamente con un amor de comunión perfecto. Es la esencia misma De Dios y la razón de ser de todas las cosas, y también de tu vida.

¡Goza del buen Dios!