“Sabéis que os está mandado: Ojo por ojo, diente por diente. Pues yo os digo: No hagáis frente al que os agravia”. No se pueda dar por supuesto lo que está mandado … Cada día nos encontramos con jóvenes y mayores que conocen exclusivamente lo que a ellos les interesa.
En una ocasión alguien me dijo que a un vecino lo habían encontrado muerto en su domicilio pues “ya olía,” y tuvieron que sacarle los bomberos rompiendo una ventana de su casa. El que me dio la noticia, su vecino, no sabía cómo se llamaba, aunque creía que la única familia que tuvo fue una hermana que murió hace unos años. Me importa menos no saber exactamente cómo se llamaba, lo triste es aplicar hoy la Misa por él y que ninguno de los que vienen a Misa hayan preguntado quién era. Les ha dado igual, como si se muere mi perra, y estos son los buenos ….
“Sabéis que os está mandado”.. Estamos entre lo que se llamaban antes “rudos”. No es que sean enemigos de la Iglesia, es que no se enteran de nada, no saben nada, les da todo igual. “Pasamos: luchas, infortunios, apuros, golpes, cárceles, motines, fatigas, noches sin dormir y días sin comer; procedemos con limpieza, saber, paciencia y amabilidad, con dones del Espíritu y amor sincero, llevando la palabra de la verdad y la fuerza de Dios” … Y muchos viven tan felices sin tantos problemas.
Sin embargo la Gracia de Dos sigue actuando. …Somos “los impostores que dicen la verdad, los desconocidos conocidos de sobra, los moribundos que están bien vivos, los penados nunca ajusticiados, los afligidos siempre alegres, los pobretones que enriquecen a muchos, los necesitados que todo lo poseen” y aunque no se pasa nada bien, no se pierde la alegría.
María al pie de la cruz … Tal vez pensasen de ella que era de los pocos que no se habían enterado de lo que había pasado en Jerusalén aquellos días … no se habían enterado de nada. Ya actuará la gracia de Dios, y que nos conceda la fidelidad y la alegría.
Querido hermano.
Respira y no guardes rencor a nadie, pues solo cuando vivimos la fe que actúa por medio del amor, que nos decía Pablo, en proceso humilde de conversión, estamos en condiciones de ser signo del Reino de Dios y discípulos de Jesús.
Esta es la fe que salva, la que se concreta en amar y perdonar.
la Fe y las obras van de la mano. No debemos reducir la figura de Jesús resucitado a un personaje histórico. Debemos creer en la fuerza de la Palabra de Dios y en el poder del perdón, aun en la dificultad.
A veces, mi ceguera me ha impedido gozar de la hermosura de mi Dios: Señor, sáname. Quiero ver. Confía en Dios, ábrete a Él, háblale desde el Corazón. Reza cada día el Santo Rosario. Pide por la Paz en el Mundo. Por las almas del Purgatorio.
Tu hermano en la fe: José Manuel.