Muchas veces en los bautizos pregunto a los padres si pueden ordenar a sus hijos que les quieran. Evidentemente me dicen que no, el amor no se puede ordenar, no se puede mandar. Sin embargo el amor es un mandamiento, el primer mandamiento. Pues, aunque es verdad que el amor no se puede mandar si se puede exigir. Al amor solo se le puede contestar con amor, y Dios – al igual que nuestros padres-, nos amaron primero. Y la exigencia del amor es mayor que cualquier mandamiento.

Si alguna vez me pregunto si Dios me ama poco, tal vez deba cambiar la pregunta y pensar cuanto amo yo a Dios, a ver si voy a ser poco agradecido.

María proclama las maravillas del Señor, ojalá tú y yo también lo hagamos.