Muchas veces en los bautizos pregunto a los padres si pueden ordenar a sus hijos que les quieran. Evidentemente me dicen que no, el amor no se puede ordenar, no se puede mandar. Sin embargo el amor es un mandamiento, el primer mandamiento. Pues, aunque es verdad que el amor no se puede mandar si se puede exigir. Al amor solo se le puede contestar con amor, y Dios – al igual que nuestros padres-, nos amaron primero. Y la exigencia del amor es mayor que cualquier mandamiento.
Si alguna vez me pregunto si Dios me ama poco, tal vez deba cambiar la pregunta y pensar cuanto amo yo a Dios, a ver si voy a ser poco agradecido.
María proclama las maravillas del Señor, ojalá tú y yo también lo hagamos.
Gracias. Me parece muy acertado el matiz de “exigir” el amor. Es lo que hace Jesús con su doctrina.
Aun así, al final tiene que pasar por nuestra voluntad; tenemos que decidir amar a Dios y al prójimo. Y para ello no basta una emoción, que puede ser pasajera, sino que debemos convencernos a nosotros mismos de lo necesario que es la puesta en práctica de este sentimiento con obras.
Creo que la humildad y la oración son imprescindibles para ello.
Querido comentarista 1. Exquisito comentario. La oración y humildad deben ir acompañadas de la formación y que los padres procuran para sus hijos.
Dios nos ama.
Querido comentarista 1. Esperamos que su salud vaya mejorando.
Dios nos ama.