Eclesiástico 48, 1-15; Sal 96, 1-2. 3-4. 5-6. 7 ; san Mateo 6, 7-15
Hoy podríamos declararlo el día “anti-comentario.” Me apetecería dejar el resto del folio en blanco y escribir exclusivamente el Padrenuestro. ¿Cuántos padrenuestros rezas a lo largo del día?. Seguro que muchos pero ¿Hace cuánto que no lo rezas despacio, saboreando cada palabra, fijándote en lo que pides y en lo que ofreces?.
Tal vez pudiera ser esa nuestra oración de hoy. Te aconsejaría que lo leyeras (por muy bien que te lo sepas de memoria) y despacio fueses haciendo que te inunde por dentro. No hagas un estudio filológico, “no uséis muchas palabras,” tal vez no pases de la palabra “Padre” o “nuestro” pero no te importe.
Hace ya unas semanas un chico me pedía que le casara y hablando de una cosa y otra descubrimos (el tampoco se había dado cuenta), que no sabía las oraciones. Ni las más largas ni las más cortas, habían ido pasando los años y lo que no se usa se pierde. Le di una hoja de oraciones que damos a los niños pequeños de la catequesis y le recomendé que empezase leyéndose el padrenuestro y el avemaría antes de dormir (o al levantarse si se acostaba en un estado lamentable).
Hoy vamos a imaginar tu y yo que tampoco sabemos rezar. Vamos a dejarnos asombrar por el padrenuestro como si fuera la primera vez que lo escuchamos. Vamos a imaginarnos que estamos frente al Señor pidiéndole: “Enséñanos a orar” y escuchamos de sus labios la oración al Padre.
A veces algunos ignorantes desprecian la oración vocal. Se burlan de las viejecillas (que son las que siguen siendo fieles a llenar los templos) y promueven una oración “creativa.” He estado en grupos de oración que había que hacer más preparativos que Karlos Arguiñano para cocinar patatas a lo pobre con trocitos de tiburón viudo al vapor. Luego estaba cada uno tan pendiente de que saliese cada cosa a su tiempo que terminaba el rato de oración sin haber rezado nada ¡pero había sido tan bonito!. Si muchos cristianos hubiésemos dedicado el tiempo de “preparar oraciones” a rezar ya estaría trasformado el mundo.
Hoy vamos a rezar despacio, no más tiempo pero sí con más calma. Vamos a dejar que sea el Señor el que rece en nosotros, no vamos a “recitar” sino que vamos a “escuchar” el padrenuestro. Tal vez hoy no concretemos nada, no saquemos ningún propósito, nos parezca que no hemos mejorado nada o que ni tan siquiera hemos pedido por nadie. Pero te aseguro que obedecer al Maestro es lo más concreto que existe, te cambiará efectivamente la vida –como a Elías-, y estará presente en tu oración toda la humanidad necesitada de Dios.
Hoy el comentario será más breve pero ya son muchas palabras. ¿No crees que la Virgen habría aprendido el padrenuestro antes que los discípulos? ¿Que lo rezaría ya en la vida oculta de Jesús? Rézalo con ella, como aprendiste a rezar de labios de tu madre. Comenzamos: Padre nuestro …