Comentario Pastoral
LA PALABRA SE HIZO CARNE
Y HEMOS CONTEMPLADO SU GLORIA
Millones de años después de la creación, cuando la tierra era materia in¬
candescente, rotando sobre su eje;
millones de años después de brotar la vida sobre la faz de la tierra;
miles y miles de años después de que aparecieran los primeros humanos
capaces de recibir el Espíritu de Dios;
unos mil novecientos años después de que Abralián, obediente a la
llamada de Dios, partiera de su patria sin saber a dónde iba;
unos mil doscientos años después de que Moisés condujera por el desierto
hacia la tierra prometida al pueblo hebreo, esclavo de Egipto;
unos mil años después de que David fuera ungido rey de Israel por el profeta
Samuel;
unos quinientos años después de que los judíos, cautivos en Babilonia,
retornaran a la patria por decreto de. Ciro, rey de los persas;
en la ciento noventa y cuatro Olimpiada de los griegos;
el año setecientos cincuenta y dos de la fundación de Roma;
el año cuarenta y dos del reinado del emperador Octavio César Augusto;
estando el universo en paz:
El Hijo de Dios Padre, habiendo decidido salvar al mundo con su venida,
concebido por obra del Espíritu Santo, transcurridos los nueve meses de su ges¬tación en el seno materno, en Belén de Judá, hecho hombre, nació de la Virgen María, Jesús, Cristo.
Pregón de Navidad
Para orar con la liturgia
A cuantos celebramos rebosantes de gozo
el misterio del nacimiento de Cristo,
concédenos,Señor,
la gracia de vivir una vida santa
y llegar así un día a la perfecta comunión con Cristo en la gloria.
Palabra de Dios: |
Isaías 52, 7-10 |
Sal 97, 1. 2-3ab. 3cd-4. 5-6 |
Hebreos 1, 1-6 |
Isaías 52, 7-10 |
Comprender la Palabra
Misa de Medianoche
La Fiesta del Domingo Iº de Navidad es sustituída este año por la Solemnidad de la Navidad del Señor. Lo mismo sucederá con la Fiesta del Domingo IIº de Navidad, sustituida por la Solemnidad de Santa María Madre de Dios, en la Octava de la Navidad.
En la Misa de Medianoche, en la Lectura del Evangelio, escuchamos el Relato del Nacimiento del Señor, según San Lucas: «Dió a luz a su Hijo Primogénito … y lo acostó en un pesebre», en el lugar reservado a los animales, porque «no tenían sitio en la posada», en el lugar donde se hospedaban los transeúntes.
El momento culminante del Relato es el Mensaje del Ángel a los pastores: «Hoy os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor». El Recién nacido, en el anonimato, en la sordidez, más aún, en el ridículo («¡en un pesebre!”) es «un Salvador»,« no como tantos otros, que pretendieron este título a lo largo de la Historia, sino «el Mesías «, durante siglos anunciado, esperado, presentido; más aún, «el Señor», título dado en exclusiva al mismo Dios.
El Acontecimiento sucedió en la Noche. Por eso lo celebramos en la noche (la Noche Buena). El es “la Luz grande «, que «brilla para el pueblo la Humanidad , que camina en tinieblas y sombras de muerte», como nos anuncia el Profeta Isaías en la 1ª Lectura.
En el Nacimiento de Jesucristo en Belén verificamos la enseñanza del Apóstol, que escuchamos en la 2ª Lectura: «Ha aparecido la Gracia de Dios» Jesucristo a quien contemplamos en la fe. Y su Aparición en «la humildad de nuestra carne» nos garantiza «la dicha, que esperamos: «la Aparición gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo «.
Misas del Día
En la Misa del Día de Navidad la Lectura del Evangelio es el Poema Prólogo del Evangelio según San Juan. Está artificiosamente compuesto, de modo que se corresponden la primera frase y la última, la segunda frase y la penúltima, la tercera y la antepenúltima, y así sucesivamente hasta llegar a la frase central: «A cuantos le recibieron les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su Nombre».
Este procedimiento literario, que encontramos también en otros lugares, no es mero capricho ingenioso; facilita la comprensión del Mensaje: en la frase central se expresa el sentido, la finalidad, del Misterio de la Encarnación Nacimiento del Hijo de Dios, que solemnemente celebramos. El que es «la Palabra de Dios», «el Hijo, que está en el seno del Padre «, El que es «la Palabra, por quien todo fue hecho » y «de cuya plenitud todos hemos recibido «, el que es «la Luz», «la Vida «, “lleno de gracia y de Verdad», el que «vino a este mundo, a su casa, a los suyos «: «la Palabra, que se hizo carne y acampó entre nosotros ‘, ‘ .. “NOS DA PODER PARA SER HIJOS DE DIOS», y se nos muestra en el Recién nacido, el Hijo de la Virgen Madre.
El contraste entre lo visibley lo invisible; entre el Invisible en lo visible, lo percibimos también, a la luz de la fe, en la exposición, que nos hace el Autor de la Carta a los Hebreos (2ª Lectura):
El Recién dado a luz es «el Reflejo de la Gloria del Padre» (quien le ve a El, ve al Padre). El recién nacido en debilidad extrema, «sostiene –conduce- el Universo con su palabra poderosa». El recién nacido, marginado social (en un pesebre!!), es «el Heredero de todo, por quien se realizan las edades del mundo». Por tanto, se nos dice: «Adórenlo todos los ángeles de Dios».
Aquí «vemos «ya, en el Misterio, que celebramos, como nos dice el Profeta Isaías, «cara a cara al Señor» (1ª Lectura).
Avelino Cayón
celebrar mejor
Creer en la Navidad
La primera Navidad de la historia tuvo su origen en el corazón de una noche de invierno, cuando Israel llevaba tanto tiempo esperando al Mesías, que ya había dejado de esperar. Los sumos pontifices y letrados del país, consultados por Herodes, pero quizá lo sabían tan bien todo, que era como sí no lo supiesen. Y los habitantes de Jerusalén y de Belén dormían tranquilos, bien cobijados en la indiferencia y el aburrimiento. Incluso la gente piadosa y buena, como Simeón y Ana, tenían miedo de morir sin haber visto la luz de las naciones y la gloria de Israel.
Creer en la Navidad es celebrar el nuevo nacimiento, no sofocar a los recién nacidos, no pisotear todo brote de gozo y esperanza. En Navidad cada hombre y cada mujer es llamado a nacer de nuevo, a creer en algo que parece inverosímil, pero que es necesario: que todos somos capaces de renacer, que es posible el gozo nuevo de sentirse por dentro nueva criatura. Por eso el nacimiento que tanto debe alegramos no es solo el del niño Jesús, sino el nuestro.
De muy poco sirve que Cristo haya nacido hace dos mil años, si hoy no nace nada nuevo en nosotros. De nada nos sirve que él haya predicado el evangelio hace dos mil años, si hoy no creemos verdaderamente en la Palabra hecha carne. Si la ternura de Dios se manifestó hace dos mil años es para que los hombres nos amemos más y mejor, para que formemos una verdadera familia.
Abramos los ojos a la luz de la Navidad. Pongámonos en pie y caminemos hacia Belén para experimentar la cercanía y presencia de Dios en medio de nosotros. Vivamos la fiesta con sencillez interior de la fe. Celebremos el amor divino que nace constantemente en nuestro mundo. Creemos que el amor de Dios, vivo como una persona, aparentemente débil como un niño, fuerte como una vida nueva, es lo que verdaderamente nos salva.
Andrés Pardo
Para la Semana
Lunes 3: |
Hechos 6,8 10;7,54 60. Veo el cielo abierto. Mateo 10,17 22. No seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu de vuestro Padre. |
Martes 3: |
1 Juan 1,1 4. Os anunciamos lo que hemos visto y oído. Juan 20,2 8. El otro discípulo corría más que Pedro y llegó primero al sepulcro. |
Miércoles 3: |
1 Juan 1,5 20;2.2. La sangre de Jesús nos limpia los pecados. Mateo 2,13 18. Herodes mandó a matar a todos los niños inocentes. |
Jueves 3: |
1 Juan 2,3 11. Quien ama a su hermano permanece en la luz. Lucas 2,22 35. Luz para alumbrar a las naciones. |
Viernes 3: |
Génesis 15,1 6; 21,1 3. Te heredará uno salido de tus entrañas. Hebreos 11,8.11 12.17 19. Fe de Abrahán, de Sara y de Isaac. Lucas 2,22 40. El niño iba creciendo y se llenaba de sabiduría. |
Sábado 3: |
1 Juan 2,18 2 1. En cuanto a vosotros, estáis unidos por el Santo y todos vosotros lo sabéis. Juan 1, 1 1 S. La Palabra se hizo carne. |