Tercera vez que comentamos este Evangelio en esta semana. Un sacerdote amigo, ya fallecido, siempre pedía en las conversaciones que le “pusieran el marco”, es decir, que le contasen el contexto de la situación que alguno estaba comentado. Hoy toca poner el marco a este Evangelio.
El capítulo 14 de San Juan está en medio de la última cena. Jesús sabe que le traicionarán, le abandonarán y casi todos estarán lejos de la Cruz mientras se produce la redención del mundo, cuando llega su hora los apóstoles están lejos y asustados. Pero ahora los Apóstoles están tan a gusto con Jesús. Intervienen Pedro, Juan, Judas, Felipe, Tomás. El Señor los escucha y les contesta, queriendo sembrar la paz en sus corazones por lo que tiene que venir. Después de esta conversación saldrán para el huerto de los Olivos.
Vivimos tiempos complicados. ¿Cuándo no son tiempos complicados? El demonio ha sido vencido con la muerte y resurrección de Jesucristo. Desde entonces está tremendamente enfadado queriendo destrozar la obra de la Redención. Que no turbe nuestro corazón los ataques, las dudas, las incomprensiones, las persecuciones. No intentemos hacernos los fuertes o creer que la victoria será nuestra, la victoria es de Cristo. No estamos en un combate entre iguales. Si estamos con Cristo satanás ya está vencido, si nos alejamos de Cristo el demonio nos aplasta con su dedo meñique.
Entonces ¿qué hacemos? Pues ya nos lo dice Jesús en el evangelio. Ser hombres y mujeres de fe. Estar con cristo pase lo que pase, ocurra lo que ocurra-. Rezar, que es hablar con Dios como los Apóstoles con Jesús. Vivir bien la Santa Misa muy unidos a Cristo. Servir a los demás como Cristo se pone a los pies de los Apóstoles, aunque no entiendan que los queramos como hermanos a los que nos odian. No dejar nunca que treinta asquerosas monedas nos hagan vender a Jesús y -dios no lo quiera-, si un día nos escandalizamos de la Cruz o negamos al mismo Dios delante de la portera de Caifás seamos capaces de llorar amargamente y volver a la Iglesia para decir “Señor mío y Dios mío”.
No sirve para nada sembrar el miedo, la desconfianza, la crítica estéril ni el individualismo que nos aísla. Todo eso, por muy testimonial que no pueda parecer, es hacer el trabajo al Diablo. Tenemos que hacer como Cristo en la última cena, sembrar paz, aunque su alma esté agitada hasta la muerte.
Es Pascua, mira la victoria de Cristo. Es mayo, no te alejes de María y así participaremos de la victoria de Cristo.
Querido hermano:
Felipe le insistió a Jesús: «Muéstranos al Padre, y nos basta». La cuestión planteada por Felipe es querer verlo todo, desvelar el misterio, cosificar la religión, anticipar momentos. Tengo la impresión que el «Muéstranos al Padre» de Felipe es: llévanos a otra dimensión, desvélanos los misterios escondidos desde siempre, que pueda ver la zarza ardiente y no me pase nada.
La respuesta de Cristo le vuelve a llevar a la cuestión fundamental: «Quien me ha visto a mí, ha visto a mi Padre». Esta respuesta nos llama a la relación con Jesús y a descubrir que a Dios lo encontramos en Jesús, es decir, en lo histórico, en lo presente, en las situaciones humanas, en lo más cercano.
Por eso a Dios no lo podemos encerrar en lo ritos y tampoco lo podemos aíslar de la vida. También nos dice otras dos cosas: «Quien cree en mí hará las obras que Yo hago» y «Lo que pidáis en mi nombre, Yo lo haré»: creer, obrar y pedir.
Tenemos que creer que Jesús es Dios y está en Dios, eso nos llevará a actuar en su nombre para extender el Evangelio, Buena Noticia, a todos los hombres, y nos ayudará a pedir.
Pues, tristemente, cuando llegan dificultades a menudo, acudimos a cualquier cosa menos a la oración, pero no olvidemos: «Si tan solo oramos […], Dios promete sanar nuestra tierra»; compruébalo en Segunda de Crónicas, capítulo 7, versículos del 11 al 15.
Reza cada día el Santo Rosario. Tu hermano en la fe: José Manuel.
Jesús Mío y Dios Mio
Muchísimas gracias P. Ignacio por sus comentarios de esta semana, y como todavía está dentro de la octava, aprovecho para felicitarle por sus 31 años de ordenación sacerdotal.
Que Nuestra Madre la Virgen le siga protegiendo y cuidando durante toda su vida.
Seguirnos rezando unos por otros.
Un gran abrazo.
Buenas tardes padre. Muchas gracias por sus comentarios y con la ayuda de la Virgen y la protección de Dios, siga con tanta vitalidad. Unidos en oración.
Gloria a tí señor Jesús