No tenemos forma de imaginar cómo ha amado el Padre al Hijo, pero si sabemos cómo nos ha amado el Hijo a nosotros; solo tenemos que mirar a la Cruz y quedarnos contemplando. El amor no es una emoción. Qué equivocados andamos en esto. Creemos que el amor es algo que se tiene que sentir y que si no se siente es que no hay amor. De ahí tantos fracasos y fracaso es igual a tristeza, antes o después. No, el amor no es una emoción, el amor es una decisión. Es impresionante pensar que Dios, de alguna manera, ha decidido, pase lo que pase, eternamente, amarnos. La prueba la tenemos en Jesucristo. La Cruz es un amor sin vuelta atrás. La Cruz no es un un poco de amor, o amor por una temporada, o un te amo si me correspondes. La Cruz es un amor incondicional, exclusivo y para siempre.
Dice Jesús que si guardamos sus mandamientos permaneceremos en su amor. Yo quiero estar cerca de este amor para siempre. Yo no voy a guardar mandamientos para que Dios me ame. Guardaré los mandamientos POR QUE Dios me ama.
Hola, Pío perdona, quizá el exceso de confianza, pero tus comentarios son como si estuvieses sabiendo el momento sentimental por el que estoy pasando ¡Oh! Gracias, gracias y gracias, sé que son generalistas, pero por una Gracia peculiar me tocan de lleno. Gracias, gracias, Jesús nuestro y a ti por tocarte los comentarios en este preciso momento.
Querido hermano:
Lo que nos lleva a la vida abundante y a la alegría plena es permanecer en el amor de Dios, es enfocar; orientar nuestra vida en lo esencial, no en lo pasajero. También, otro de los peldaños para adquirir la alegría es tener actitud agradecida. Cuando uno es ingrato, hasta en la bendición se queja.
Y no olvides que las cosas son como las llamamos; hay quienes solo están viviendo una pandemia, y solo ven dolor y pérdidas; otros están viviendo una renovación, una ocasión y oportunidad para volver a lo fundamental.
No olvides que tus palabras, tal como defines y nombras la realidad, de forma positiva o negativa, pueden dar forma al desánimo o motivos de esperanza en la prueba.
Me impresionó, hace unos días, descubrir el testimonio del pastor Julio Melgar que, enfrentándose a la limitación de la enfermedad, le quedaban fuerzas para bendecir y alabar a Dios cuando casi no tenía fuerzas ni para moverse.
Un amigo le dijo: «Julito, tu propósito es superior a tu vida. Los aguijones de la carne trascienden más allá la vida de quienes están unidos a Cristo». La adoración auténtica no es una farándula. La vida cristiana no es cumplir ritos y normas, no es figurar, pues, no se trata de nosotros, se trata de Dios.
La alegría plena, a la que Jesús nos llama, sí puede convivir con la dificultad, pues el sufrimiento humano, propio de nuestro peregrinaje, de los cansancios, fracasos… puede llevarnos al lugar correcto y a descubrir que la alegría, que no pasa ni se agota, es Cristo, y sabernos amados, siempre y en todo lugar, por nuestro Papá Dios.
Reza el Santo Rosario cada día. Tu hermano en la fe: José Manuel.
Hola, estimado comentarista 2. El comentario de hoy me ha movido profundamente porque algunas veces caigo en el sentimentalismo del que hablas y no en una DECISIÓN como muy bien te expresas. Dios te bendiga.
Dios es amor.