Celebramos hoy a Santa Teresa de Jesús Jornet e Ibars, fundadora en el s. XIX de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, cuya atención a la cuarta edad es un ejemplo a seguir. Digo cuarta porque la tercera es la que va desde la jubilación hasta los taitantos… Así lo viven muchísimas personas, desde luego. La medicina alarga la vida cada vez más y esto obliga a reorganizar las etapas de la vida humana. ¡Qué se le va a hacer!
La santa de hoy es todo un ejemplo de caridad en un periodo claro de debilidad en la vida, cuando las fuerzas físicas abandonan el cuerpo y, a veces, flaquean las del alma. Esta congregación es testimonio vivo de cómo cubrir la desnudez en que nos deja la debilidad con la caridad del cuidado hasta que nos llegue el último aliento de vida. Nadie dice que sea fácil. Pero es el camino a recorrer, no sólo porque Cristo nos lo pide, sino que también lo exige la propia conciencia cuando se trata de blindar lo más bello que hay en este mundo: la vida humana.
Cuidemos a nuestros mayores. Tengamos siempre con ellos el respeto que se merecen. Un día seremos también mayores y necesitaremos muchos cuidados y muchas atenciones.
“Que el mayor entre vosotros sea vuestro servidor”.
Creo que este podría ser el resumen del Evangelio de hoy.
Probablemente esto es lo que no hacían los escribas y fariseos a los que Jesús critica.
Requiere una buena dosis de humildad. Como hizo Santa Teresa de Jesús Jornet e Ibars.